El indulto del cuarto de Garcigrande fua la nota positiva de la corrida que cerró el ciclo de Olivenza. Ferrera estuvo bien y cortó tres orejas Le acompañaraon El Juli y Manzanares, que estuvo cumbre con el tercero

Garcigrande / Antonio Ferrera, El Juli y Manzanares

Plaza de Olivenza, 13 de marzo de 2011. 4ª de Feria. Seis toros de Garcigrande, justos de presencia, de buen juego. Destacó el muy noble primero y el cuarto, excepcional, de nombre Mosquetero, nº 23, 495 kilos, que fue indultado. Saludaron en banderillas Curro Javier y Juan José Trujillo. Casi lleno. Los tres espadas salieron a hombros.
Antonio Ferrera, de blanco y oro, media estocada (una oreja). En el cuarto, toro indultado, dos orejas y rabo.
El Juli, de turquesa y oro, estocada trasera y tres descabellos (una oreja). En el quinto, estocada trasera (una oreja).
José María Manzanares, de nazareno y oro, pinchazo y estocada tendida (una oreja). En el sexto, estocada (una oreja)

Carlos Crivell.- Olivenza (Badajoz)

Se había suspendido el festejo matinal ante la pertinaz lluvia, pero se celebró el de la tarde. Por fortuna, ello permitió ver la lidia de una corrida muy buena de Garcigrande con una cumbre en el lidiado en cuarto lugar, un ejemplar de los que pone de acuerdo a todos. Salió con bríos, prontitud y fijeza, se empleó en un puyazo y no paró de embestir por abajo cada vez que Antonio Ferrera lo citó. Reunió muchas virtudes Mosquetero, pero esa forma de embestir con fuelle, vivacidad, siempre pronto y con el hocico por el suelo fue la principal. El público apenas tuvo que solicitar el indulto; el palco sacó con presteza el pañuelo naranja para indultarlo. Fue un indulto de verdad. Se puede discutir si se puede indultar un astado con un solitario puyazo. Este animal fue un compendio de clase y bravura. El indulto estaba justificado.

Antonio Ferrera se llevó el lote de la corrida. Al del indulto lo lució mucho con una faena variada y templada. El toro era sensacional. De Antonio Ferrera se puede decir que en algunas fases de la faena estuvo a la altura del animal. Los derechazos a pies juntos y los adornos fueron brillantes. A este toro lo banderilleó con más acierto que al primero.

El que abrió plaza fue otro toro de categoría. Su condición básica fue la bondad. Ferrera hizo una faena que nunca estuvo a la altura de la calidad del de Garcigrande, aunque algunos pasajes lograron el clamor de los paisanos.

El Juli se llevó dos orejas fáciles. Sus dos reses fueron las menos aprovechables de la corrida.
Anduvo muy solvente y poderoso con el mirón segundo, siempre por encima de las condiciones del burel. Marró con la espada y la oreja no tuvo consistencia. El quinto fue flojito y se quedó corto. Julián lo toreó con soltura en una faena sin clamor, aunque también mejor que lo que animal permitía.

Manzanares bordó el toreo en el tercero. Es verdad que fue una faena con altibajos, pero todo lo que realizó sobre la diestra fue clase suprema, con el sentido artístico que este torero pone e su quehacer. Se empeñó en matarlo en la suerte de recibir en los medios y marró. El premio de una oreja no refleja la calidad de la faena.

El sexto, noble y soso, le permitió trazar buenos pases al natural en una labor de porfía y de mucho mérito. Casi todo fue con la izquierda, con buen pulso y su elegancia natural. Por el lado derecho fue prendido de forma aparatosa, por fortuna sin consecuencias, lo que puso un punto de emoción a la faena final de la feria. Se sucedieron los momentos de peligro, pero Manzanares dejó constancia de su raza torera.