Jesús Sánchez Ortiz.- El festejo de rejones que puso fin a la Feria de Osuna ofreció un balance final con pocos trofeos por culpa del deficiente manejo del rejón de muerte.

La Castilleja / Antonio Domecq, Diego Ventura y Leonardo Hernández.

Seis toros de La Castilleja, bien presentados para rejones, flojos y con poca posibilidad para los rejoneadores.

Antonio Domecq, que sustituía al anunciado Fermín Bohórquez por enfermedad, palmas con saludos y silencio.
Diego Ventura, palmas con saludos desde el tercio y una oreja con fuerte petición de la segunda.
Leonardo Hernández, una oreja y saludos en el último.

Plaza de toros de Osuna, tercera de feria, casi media plaza con tarde soleada y rachas de viento. La Delegación del Gobierno debe controlar el nombramiento de los Delegados Gubernativos también en los pueblos. En Osuna ha sido lo más destacable de la misma.

Si los rejoneadores hubieran acertado con los rejones de muerte estaríamos hablando de un tarde triunfal en Osuna, pero los fallos nos han privado de ello.

Antonio Domecq realizó un rejoneo serio y campero, que caló en los tendidos pero, como citamos anteriormente, la mala suerte con el rejón le privó del corte de algún trofeo.

Diego Ventura volvía a esta plaza ya en figura, lo intentó y lo consiguió, con su apuesta valiente y torera con su magnifica cuadra de caballos, de los que destacamos “Morante”, con el que llegó a levantar pasiones en los tendidos en su segundo enemigo. La presidencia valoró bastante la mala ejecución de la suerte de matar y le complicó un triunfo más sonoro.

Leonardo Hernández estuvo serio en todas las suertes y rejoneó a la perfección, consiguiendo el primer apéndice de la tarde con buenos pares en banderillas al quiebro. En su segundo erró con el rejón de muerte y se le complicaron las cosas para cortar otra oreja.

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