Gran tarde de rejoneo en el centenario coso de Osuna. Extraordinario Pablo Hermoso de Mendoza en su primero, vendaval de Ventura en sus dos toros y alternativa de esperanza para Juan Manuel Cordero.
Seis de toros de Benítez-Cubero y Pallares, despuntados y de buen juego, menos el sexto.
Pablo Hermoso de Mendoza, dos orejas y saludos desde el tercio.
Diego Ventura, dos y rabo y dos y rabo.
Juan Manuel Cordero, oreja y oreja.
Plaza de Osuna, 16 de mayo. 3ª de feria. Tres cuartos de plaza. Los tres rejoneadores salieron a hombros por la puerta grande.
Jesús Sánchez Ortiz.- Osuna
El rejoneador coriano Juan Manuel Cordero tomó la alternativa con el toro de nombre “Atiza” de ganadería de Pallares, nº 70, con el que estuvo bien en los rejones de recibo y con banderillas a dos manos, incluso mejor con las cortas, fue arrollado en el primer intento con el rejón de muerte, saliendo ileso; nuevo rejón que le valía para cortar la primera oreja. En su segundo, el peor toro de la tarde, manso y parado, le costó bastante tarea al nuevo rejoneador hacerle las suertes y mató de un certero rejón que le valió otro apéndice.
Pablo Hermoso de Mendoza, en su primero realizó una faena cumbre y pura en todos los sentidos, enorme con Chenel a dos pistas y con Icaro por su quietud ante el toro, rejón trasero, que le valen dos orejas. En su segundo con un público más frio, no pudo redondear la tarde y tras dos pinchazos y un rejón, saludo desde el tercio.
Diego Ventura arraso como un vendaval en Osuna, con un estilo propio de rejoneo en sus dos oponentes, soberbio en banderillas cortas con Califa y con Morante que fue el rey de la tarde, levantando al público de sus asientos. Bien con los aceros y cuatro orejas y dos rabos, quizás excesivos.
El duelo esta tarde en Osuna se saldó a favor del joven Diego Ventura, pero se presenta una apasionante temporada de las dos figuras de rejoneo, después de las declaraciones de Pablo Hermoso de Mendoza, sobre su compañero de cartel Diego Ventura.
Nacido en Sevilla en el barrio del Arenal, en la calle Pastor y Landero, frente a la Maestranza. Aficionado a los toros desde su infancia gracias al ejemplo paterno, un viejo amante de la fiesta que vio torear a Guerrita. Abonado de la Real Maestranza desde pequeño. 