Paco Dorado, un romántico en la empresa taurina

Carlos Crivell

Paco Dorado, empresario taurino, está en puertas de la Feria de Algeciras. Su amplia experiencia de 30 años en la Fiesta, junto con sus frustrados intentos de lograr plazas como Madrid y Burgos le convierten en centro de interés.

-¿Cuál es, a su juicio, el mayor problema actual de la Fiesta?
-El problema más grande que tiene ahora la fiesta es la falta de toreros. En estos momentos no hay ninguno capaz de levantarle los vellos a la gente. Esto de los toros siempre ha sido un espectáculo de emoción. Han pasado las ferias de Valencia, Sevilla y Madrid y se ha visto lo que pasa. No hay emoción, ni riesgo ni arte. Están fallando los tres puntales principales del toreo. Los toreros culpan a los ganaderos, porque dicen que al toro le falta casta, pero también es verdad que salen toros bravos y buenos y se quedan sin torear. En Madrid han embestido muchos toros, les han dado pases y no dicen nada.

-¿Habla como aficionado o como empresario?
-Como aficionado, pero es lo mismo. Lo que me interesa como empresario es que el aficionado tenga ilusión por acudir a la plaza. Si los toreros son aburridos, deja de ir, lo que repercute en contra del empresario. Es necesario que los políticos se conciencien que cuando el duro se vuelve diez reales, son diez reales para todo el mundo, incluida la administración, que no baja su IVA tremendo, ni bajan los pisos de plaza. Y también las figuras tienen que ajustar sus ingresos a la realidad, porque se están llevando un dinero que no les corresponde.

-¿Está cansado Paco Dorado, un romántico del toreo, de la situación actual de la fiesta?
-Soy un profesional y no debo cansarme, pero estoy muy aburrido en una lucha en la que no veo bien los resultados. Esto de los toros siempre ha sido de románticos, desde los ganaderos a los empresarios pasando por los toreros, pero todo eso se está perdiendo. Antes se hacía un cartel pensando como aficionado. El romántico piensa el cartel que le gustaría ver y lo monta. Cada vez es más complicado, entre otras cosas por esa carencia de toreros. Da igual lo que organices, todo es igual.

-Faltan toreros con carisma. ¿Estamos pendientes de la llegada de un torero salvador? -¿Quién tiene la culpa de tanta monotonía entre los matadores?
-Claro que estamos esperando que llegue uno, o unos cuantos, que vuelvan a llevar a las gentes a las plazas. No sé quien tiene la culpa, pero hay algo que sí tiene influencia y son las escuelas taurinas. Por mi parte colaboro en todo lo que puedo con ellas, pero particularmente no creo en ellas. Es necesario que existan, pero no es una buena fuente de toreros con personalidad. Las escuelas son ahora máquinas de hacer banderilleros. Los que salen de las escuelas y llegan a la alternativa son todos iguales y eso cansa a los públicos.

-¿Ha quedado Paco Dorado muy tocado después de perder el concurso para la plaza de Madrid?
-Eso me ha afectado mucho. En este mundo de los toros es muy complicado subir peldaños. Llevo 30 años luchando y he organizado tres mil espectáculos con todas las figuras de cada momento. Con esos antecedentes, pensaba que era el momento de la recompensa personal y económica que significa la plaza de Madrid. Me veía capacitado, sale un pliego que es uno de los más baratos del toreo, pensaba que era un concurso abierto y me presento. Pero no era abierto, estaban metidos los políticos y yo iba a pecho descubierto. Me criticaron cosas tremendas, como abaratar el abono de otoño, sería porque así cogían menos dinero los de la administración. Pasan estas cosas y me he quedado muy preocupado y defraudado. En Burgos me ha pasado lo mismo, con el agravante de que allí no querían admitir mi amplia experiencia porque iba en sociedad con Manuel Angel Millares. Es algo increíble.

-¿Es complicado seguir avanzando y aspirar a nuevas plazas para empresarios como Dorado?
-Siempre he estado muy vinculado a Andalucía y soy una persona poco dada al politiqueo. Pero me he dado cuanta que para mejorar y que te den plazas hay que cenar el político de turno y mandarle a su mujer unos cuantos ramos de flores. Yo no estoy dispuesto a pasar por ese aro. Los nuevos empresarios buscan antes a los políticos para hacerse sus amigos y luego se presentan a los concursos. Así ganan algunos las plazas. Paco Dorado no va a cambiar ahora y no está dispuesto a meterse por esos caminos. Mis avales son los años de trabajo y los festejos que he organizado. ¿Qué no voy a poder salir de Andalucía? En esta tierra están las plazas de leyenda y aquí es donde mejor entiende la afición esos carteles con un poco de locura que me gusta organizar. Quiero seguir ofreciendo corridas que atraigan a los verdaderos aficionados, como aquella Goyesca de Antequera con Antoñete, Curro y Paula. Qué importa que no se pusiera el no hay billetes, lo que queda es que allí estuvieron juntos esos tres artistas.

-¿Le ha dolido perder la plaza de Córdoba?
-La de Córdoba es una plaza difícil y ha cambiado mucho de empresa. La única forma de conseguir algo en Córdoba es poder trabajar muchos años seguidos. Lo primero que intenté fue pasarla a segunda categoría, pero es imposible porque allí quieren competir con otras de primera y no se dan cuenta que salen perjudicados siendo de primera. Así que estuve en la plaza y ya iba cogiéndole el pulso, al menos así lo pulsaba en el ambiente. En el nuevo concurso hablé con la propiedad para intentar bajar el canon a 35 millones. Parece que me habían entendido, pero mi sorpresa fue que salió un pliego que concedía la plaza al que más dinero ofreciera. Y claro, aunque estaba ya en el buen camino, no he podido seguir. Esa plaza siempre ha dejado pérdidas a las empresas, lo pueden atestiguar todos. Esta nueva empresa ha llegado pagando más que nadie y ojalá tengan suerte, pero no es el camino para levantar la plaza.

¿Cuál es la ilusión actual de Paco Dorado como empresario?
-Espero que pase este tiempo. Estamos en los tiempos de las vacas flacas, como pasaba en los sueños del Faraón, pero tiene que llegar el de las vacas gordas. Lo malo que tienen que pasar varios años de vacas flacas. Es el tiempo necesario para que salgan esos toreros nuevos que arrastren a los aficionados a las plazas. Mi ilusión es superar estos años malos. Y algunos carteles como el de Antequera del 22 de agosto con Morante, El Juli, que debuta en esa plaza, y Manzanares. Es de esos carteles para buenos aficionados.

-Estamos en los comienzos de la feria de Algeciras. ¿Cómo ha forjado los carteles?
-Ahí están los carteles. Es otro detalle de cómo está la fiesta. Otros años, cuando pasaba Sevilla, ya tenía una idea de cómo serían los carteles. Ha pasado Sevilla y ha pasado Madrid y no había unos toreros que se pudieran considerar imprescindibles. He puesto a gente nueva y algunos ya más asentados. Están colocados El Cid, Millán, Tejela, Jiménez, Salvador Vega, en fin los que son novedad. Y lo bonito es lo del hijo del Niño de la Capea, que debuta en Algeciras

-¿Qué le falta a los carteles?
-Muchas cosas, pero no estaban en mi mano, más bien en mi imaginación. ¿Ponce? No está porque durante esas fechas no torea porque tiene que operarse de un oído. Están los que deben estar, como El Juli, Morante, El Fandi, Joselito, Rivera y Jesulín. Y acabo con una corrida para cuatro de Algeciras.

-Esa corrida final con cuatro algecireños, ¿es obligatoria o la monta por su gusto?
-Es una corrida que organizo con mucho gusto, pero es un impuesto político. Pero son festejos que cuestan mucho dinero a las empresas, porque sus paisanos no van a verlos. Ojalá este año se llene la plaza, pero el año pasado torearon y perdí diez millones de pesetas.

-¿Cómo se puede abaratar la fiesta?
-Hay que abaratarla porque es demasiado cara. Y se puede hacer cuando todos los que estamos dentro nos pongamos de acuerdo, primero la administración bajando esos impuestos, luego los ganaderos y los toreros que cobran una barbaridad. Estamos echando tierra contra nuestro tejado. El público se gasta diez mil pesetas en una entrada en la Feria de su pueblo, que es un disparate de dinero, pero fuera de esas fechas no van ni aunque reviviera Manolete.

-Y al final queda la Feria de Jaén en octubre. De esa plaza no se quejará…
-En absoluto. Es una buena plaza, pero será cumbre el día que se cubra. Es difícil hacer los carteles por las fechas, pero llevo ese tiempo preciso para haberle cogido el pulso a su afición y estoy a gusto.

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