Pepe Luis_cartuchoJosé Luis López Marín.- Este pasado fin de semana, el pasado sábado 15 de agosto de 2015, se cumplían 75 años de la alternativa de Pepe Luis Vázquez. Qué lejos queda aquel 15 de agosto de 1940, un día grande en Sevilla. Eran otros tiempos y la Festividad de Nuestra Sra. de los Reyes vestía de lujo el mundillo taurino de la capital hispalense. La mañana litúrgica acompañando a la Virgen daba paso a la tarde festiva del coso del Baratillo, lleno hasta la bandera, en el que un chaval rubio de San Bernardo, de apenas 18 primaveras, enfundado en un vestido celeste y oro, y arrebujado en su capote de paseo, esperaba en el patio de caballos de La Maestranza sevillana, nervioso e ilusionado, a que el presidente diera la orden para hacer el paseíllo, entre Pepe Mejías “Bienvenida, que sería su padrino de alternativa y su paisano Rafael Vega “Gitanillo de Triana” que actuaría como testigo del acto. En los chiqueros, una corrida de Curro Chica, y entre los astados reseñados, “Sabihondo”, nº 99, negro, elegido para que Pepe Luis se doctorase en Tauromaquia.

¿Qué pensaría el toricantano en esos minutos de reflexión que los toreros tienen en el patio de caballos, y que en la actualidad son tantas veces interrumpidos por la presencia inoportuna de algún micrófono? Es posible que estuviera pensando en la consumación de un sueño, en la premonición de aquel desconocido obrero de la Pirotecnia Militar de Sevilla, que al verlo torear un día, a la salida del colegio, con su babi escolar a modo de traje de luces, y sus manitas desnudas moviendo con gracia una imaginaria muleta, le profetizó, al mismo tiempo que le daba una perra gorda “Serás un torero grande y estos serán tus primeras ganancias”.

También es posible que mientras se liaba en su capotillo de paseo, pensase en aquel 18 de Julio de tres años atrás, en Algeciras cuando en “La Perseverancia”, su plaza de toros se vistió por primera vez de luces, con un vestido rosa y oro, alquilado en la sastrería de Manfredi.

Y conociendo su afición y profesionalidad, posiblemente sus pensamientos le llevaran a un novillero que compartió cartel con él en La Maestranza, en su debut con picadores del 5 de Junio de 1938. Manuel Rodríguez “Manolete”, aquel cordobés que le impactó con su toreo puro y vertical, en la que lidiaron utreros de Gallardo, acompañados de Manuel Calderón. Quién le iba a decir al trigueño chiquillo de San Bernardo que juntos harían el paseíllo en más de 120 tardes y que el toreo, estoico, sobrio y serio de Manolete, seria en lo sucesivo el contrapunto a la gracia, el arte, la naturalidad y la torería de Pepe Luis, esa torería que le convertirían años mas tarde en la más fiel representación de la escuela sevillana. El que más tarde seria llamado “Sócrates de San Bernardo” fue un torero excepcional, y dentro de su gracia, garbo e inteligencia, ha sido, posiblemente el más sobresaliente que hayan podido conocer los aficionados en todas las épocas.

No tuve la suerte de verlo torear en persona, pero sí de conocerle, de hablar con él y que me distinguiera en algunas ocasiones, con largas conversaciones de las que salía reconfortado taurinamente. En los últimos tiempos, en que los años y los achaques no perdonan, y el cuerpo se niega a obedecer las órdenes de su cerebro, el maestro siempre conservó su mente clara y diáfana.

En la última visita que le hice en su domicilio de Beatriz de Suabia, en Noviembre de 2012, acompañado de dos amigos, en la que también fue la última vez que habló para un medio informativo, (nos dejó el 19 de Mayo de 2013) y con la ayuda de su hijo Pepe Luis, y su nieto, tercer Pepe Luis de la saga, estuvo desgranando recuerdos de su vida, anécdotas y confidencias.

Me van a permitir, queridos amigos, que con motivo de los 75 años de su alternativa, traiga algunos pasajes de esta conversación, que ya publiqué el 24 de Noviembre de 2012.

“…un servidor, sabía por sus hijos, especialmente Mercedes y Pepe Luís, que el patriarca de los Vázquez, estaba bien, aunque con los achaque propios de sus casi 91 años, que le han ocasionado problemas en la vista y en el oído, por lo que la conversación, al maestro, se le hace difícil y agotadora. Esa fuerza de voluntad que ha tenido siempre Pepe Luís, para superar cualquier adversidad en su vida, hace posible este documento.

La mañana, cuando llegamos a su domicilio, se presentó lluviosa y oscura, aunque con algunos atisbos de sol. Su esposa, Doña Mercedes Silva y su hijo Pepe Luís, nos recibieron con el cariño y la hospitalidad acostumbrada. Pronto, la charla se situó, ¿cómo no? en los términos taurinos que requería el lugar donde nos encontrábamos, repleto de fotografías y recuerdos de toda una vida dedicada al toro.

Había pasado un buen rato sin que nos diéramos cuenta (el tiempo pasa volando cuando se está disfrutando del momento) Pepe Luís se levantó y salió para ayudar a su padre a sentarse con nosotros.

El ambiente de la sala se inundó de torería. Ni siquiera la dificultad para desplazarse, eclipsó la seguridad, grandeza y personalidad que irradiaba el veterano maestro. Tenía de nuevo ante mí, a una de las figuras del toreo que han escrito la historia de la tauromaquia, al que había toreado con Manolete en más de 120 ocasiones, al que había hecho el paseíllo en La Maestranza en 52 tardes, y al que el gran Marcial Lalanda admiró con pasión, enalteciendo en muchas ocasiones su mente privilegiada.

Su figura, desdibujada por los años, aun se adivina recortada, vertical como su toreo de pies juntos. Yo, que no lo vi torear nunca en persona, no pude resistir la tentación de tocarlo (como cada vez que he podido estar cerca de él). Pepe Luís, a pesar de sus casi 91 años, exhuma torería por cada uno de los poros de su cuerpo y contagia su afición y respeto por la fiesta, a pesar de sus casi 91 años…

El hijo, se pone de pie, muy cerca de su padre, acerca sus labios al oído del torero y se convierte en entrevistador improvisado.

-¿Te gustan los hermanos Machado, papa?
(Un hilo de voz sale de la garganta del maestro para contestar): Antonio, Antonio Machado
-¿Te gusta mas Antonio Machado, que Manuel?
Claro, no tiene comparación, y eso que Manuel también tenía cosas buenas. (La voz del torero había cobrado fuerza en la respuesta)
-¿Te acuerdas de Manolo González y de Pepín?
Claro, de Pepín Martín Vázquez.
-Yo un día -prosiguió el hijo- vi a Pepín en el campo, le echó la muleta a la becerra y le salieron muletazos maravillosamente buenos, pero es muy difícil torear bien, torear puro. Tú has tenido la gran virtud de torear bien y con pureza.
Si, la pureza y la naturalidad es lo mejor que hay.

En este punto de la conversación, que se desarrollaba dentro de un espectacular y respetuoso silencio, solo comparable con los de la Real Maestranza, el maestro interrumpió sus recuerdos taurinos, para preguntar por Pepe, su nieto, el último de los Pepe Luís que quiere vestirse de luces. Su hijo le hizo saber que la lluvia estaba retrasando su llegada, el “Sócrates de San Bernardo” haciendo una demostración de su eterna profesionalidad, sentenció: “Estaba citado aquí a una hora”

Pepe Luís Vázquez Silva retoma la conversación con su padre.
-¿Te acuerdas de cuando estuviste en México?
(El maestro ríe y contesta):
Sí, yo me acuerdo mucho de México
-¿Que te pasó allí con Manolete?
Manolete era muy buen matador, mataba muy bien a los toros…
-Tú, toreabas mejor que él, (le interrumpió bromeando su hijo)
(El Sócrates ríe abiertamente la ocurrencia, y entre risas continuó): …en México me quitaron una vez del cartel, porque había estado muy bien en una tarde anterior, y Camará dijo que había que quitarme, entonces yo le pedí que me pagaran lo de la primera corrida, que todavía no me habían pagado.

En esto, apareció en la puerta del salón el Pepe Luís que estábamos esperando, acompañado de su progenitor, se acercó al abuelo con cariño y lo besó. El ajado rostro del maestro cobró vida, y la luz que se le negaba a los ojos le entró de lleno en la mente, iluminando su rostro curtido en cien batallas, al escuchar la voz de su nieto “¡Hijo!, ya estás aquí, mi “arma”.

Retomamos la conversación y nos contó la anécdota que ocurrió en Plasencia, en la que a Manolete se le atravesó la espada, y pincho varias veces a un toro, que cada vez que entraba a matar, le echaba la cara arriba. La situación se ponía peliaguda, pues ya había sonado un aviso y aquello tenía mala pinta, entonces Pepe Luís salió al ruedo para ayudar a su compañero y le decía ¡Manuel, a los bajos! Y Manuel de nuevo pinchaba, pero en todo lo alto. Así una y otra vez hasta que por fin el complicado astado se echó. Cuando se retiraban al callejón, el torero de san Bernardo le reprochó al cordobés ¿Por qué no te has tirado a los bajos? A lo que Manolete le contestó ¡Es que no se, José, es que no se!

Hablamos de sus comienzos en la finca “El Quintillo”, donde había toreado por primera vez en 1935, sin haber asistido jamás a un tentadero.
-¿Te acuerdas de “El Quintillo”, papa?
¿No me voy a acordar? Allí traía los novillos de media sangre, Polaina, un ganadero de Jerez, y allí empecé yo a torear. (Contestó, como si fuese la cosa más natural del mundo, acordarse a los 91 años, de lo que había ocurrido hace más de 77)
-¿Dónde mataste tu primer becerro?
En Sevilla, a puerta cerrada en La Maestranza, sobre 1935…
-…un novillo berrendo
…los dos eran berrendos, uno de Guadalest y otro de Miura. Eso fue sobre 1935 o 36, pues en el 37 debute de luces en Algeciras, alternando con Antonio Bienvenida.
El menor de los “Pepe Luís”, que mantuvo todo el tiempo la mano de su abuelo entre las suyas, interviene.
-Abuelo, ¿qué te pasó con un novillo de Concha y Sierra?
(Entre risas) Que me pego un bocado en la pantorrilla. Entonces era alcalde de Córdoba, Cruz Conde.
El maestro está feliz, más que con nosotros, con la compañía de su hijo y de su nieto, pero el cansancio se le nota en las respuestas.
-Papa, te voy a hacer la penúltima pregunta. ¿A quién admiraste como torero?
(El maestro contesto sin dudar) A Belmonte y a Chicuelo
Ayudado por sus hijos, se retiró para descansar. Nosotros nos quedamos comentando la claridad de ideas del diestro de San Bernardo, su forma de expresarse y su acento de sevillano antiguo y puro, como su toreo”.

Qué lejos queda aquel 15 de agosto de 1940. Este fin de semana, el pasado sábado 15 de Agosto de 2015, se cumplían75 años de la alternativa de Pepe Luis Vázquez.

No es fácil para ningún aficionado olvidarse de quien veía el toreo con la naturalidad de Pepe Luis. No es fácil para ninguna persona de bien olvidarse de quien veía la vida desde el prisma de la honradez y el cariño.

Que Dios reparta suerte, amigos.

 

 

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