Francisco Rivera Ordóñez ha toreado 58 corridas de toros y ha cortado 73 orejas en la temporada 2004. No hay sido u camino de rosas el suyo, tanto en lo personal como en lo profesional. No triunfó en Sevilla y se quedó fuera de Madrid. Luego, la dinámica de la temporada confirmó que era algo más que un torero mediático.

¿Cómo enjuicia su temporada?
Ha sido buena, al menos así la he visto. Era un año con muchas cosas en contra, pero se han superado todas las adversidades y he logrado convencer a muchos que habían perdido la confianza en mis posibilidades. Cuando uno se sobrepone a tantas cosas en contra, la satisfacción es mucho mayor.

¿Le afectó mucho que la empresa de Madrid no le contratara para San Isidro?
Muchísimo. Hay que entender que la plaza de Madrid ha significado mucho en mi carrera y allí he tenido tardes muy buenas, además de la importancia de Madrid. Bueno, no quisieron contar conmigo y no lo entendí, pero es posible que esa ausencia haya significado un estímulo para el resto del año. Es una de esas adversidades que he tenido que superar.

¿Cómo ha evolucionado el toreo de Rivera Ordóñez?
No es fácil para un torero decirlo. El concepto fundamental es el mismo, pero el tiempo aporta una seguridad diferente que seguro que influye. Ahora lo veo más claro, aunque es posible que la frescura del que está empezando también sea muy atractiva. Lo que está claro es que ahora toreo mejor.

¿Cuáles son las mejores tardes de esta temporada?
Tengo buenos recuerdos. Así de golpe, Málaga, Murcia, Ecija, Zafra, Vitoria. Me quedo con Málaga con un toro de Juan Pedro Domecq. Esa misma tarde logré torear a uno muy encastado de La Palmosilla, que fue muy difícil era una guerra, pero lo dominé. De todas formas, las mejores tardes han siso de mitad del año hacia delante cuando gané en seguridad con la espada.

¿Cómo lleva eso de que le llamen torero mediático?
He estado metido en todos los carteles con nombre especial. Hubo uno al que llamaban de los tres tenores; luego otro con Litri y Jesulín que no sé ni cómo le llamaban. Me da igual lo que me llamen. Lo que me importa es que por encima de todo soy torero y lo que me interesa es que cuando me vista de luces la plaza esté llena.

¿Se le ha hecho corta la temporada?
Hay algo de eso. Al final es cuando me encontrado mejor y ahí está la tarde de Zafra para confirmarlo. Pero necesitaba fijar una fecha para rematar la temporada y era bonito hacerlo en la de Zafra, plaza con muy buenos recuerdos, y lo precisaba porque necesitaba desconectar y dedicarme a otras cosas.

¿Algún planteamiento especial para el año próximo?
Ninguno en particular, aunque mi intención es seguir en la línea de este año. Espero lograr el respeto de todo el mundo por mi forma de torear, estoy en buen momento y quiero que me vean como torero, lo que es muy importante.

LO MEJOR DEL AÑO

Lo mejor del año ha sido la forma de estar delante del toro y la superación de mis problemas con la espada, lo que me ha dado seguridad y una gran ilusión. En una temporada cargada de problemas, he podido superarlos y eso ha sido lo mejor de la temporada.

LO PEOR DEL AÑO

Lo más desagradable ha sido todo lo que me ha ocurrido lejos de mi profesión; han sido muchas cosas desagradables pero que he logrado olvidar cuando me vestía de luces y pisaba un ruedo. Las plazas de toros han sido mi mejor aliado para superar las situaciones adversas, allí nadie podía acosarme, me encontraba sólo con el toro que era mi mejor medicina para olvidar todo lo que ocurría fuera de las plazas.

Dio el primer toque de atención en Córdoba y más tarde en la feria de Huesca donde cortó dos orejas. Después llegaron tardes importantes en Vitoria, Antequera, El Puerto, León y sus dos grandes momentos de la temporada: Málaga, donde cortó dos orejas que debieron ser tres y dio la sensación de ser un torero maduro, con las ideas claras. Después en Murcia, Rivera Ordóñez disfrutó toreando al natural con profundidad y despaciosidad que le valieron la puerta grande.

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