Antonio Lorca.- Después de 31 días de festejos continuados -24 corridas (una de ellas se suspendió por lluvia), cuatro espectáculos de rejoneo y tres novilladas-, la conclusión más preocupante es que la Feria de San Isidro, la más importante del orbe taurino, ha puesto de manifiesto el rotundo fracaso del toro bravo.
Aunque el jurado de Taurodelta, gestora de Las Ventas, ha destacado la corrida de Victoriano del Río, lidiada el 1 de junio la tarde de la Beneficencia, como la mejor del ciclo, ninguna ganadería ha brillado con verdadera luz propia en el largo serial, que se ha caracterizado por un río desbordante de mansedumbre, falta de casta y fortaleza, y ausencia de bravura y acometividad, lo que ha determinado un ciclo fundamentalmente aburrido y decepcionante.
Aunque ha habido toros sueltos que han destacado sobre la mayoría, solo tres ofrecieron un juego sobresaliente: Malagueño, de Alcurrucén, al que David Mora cortó las dos orejas; Camarín, de Baltasar Ibán, lidiado por Alberto Aguilar, que paseó un trofeo, y Garrochista, de Victorino Martín, que superó a El Cid. Un muy pobre balance si se tiene en cuenta que han salido al ruedo 144 toros en lidia ordinaria, la mayor parte de ellos pertenecientes a las más reconocidas ganaderías del llamado campo bravo.
Así, han sido llamativos los fracasos de hierros tan prestigiosos como Núñez del Cuvillo, Juan Pedro Domecq, Fuente Ymbro, Puerto de San Lorenzo, Flor de Jara, El Torero, Jandilla, Vellosino, El Ventorrillo, Alcurrucén, Pedraza de Yeltes, Parladé, El Pilar, Adolfo Martín, Cuadri y Valdefresno, a los que se unen El Parralejo y El Montecillo, que lidiaron novillos. En líneas generales, destacaron los toros Montealto, los novillos de La Ventana del Puerto, y la corrida para rejoneo de El Capea. Por toros individuales pasaron de puntillas los hierros de Miura y Victorino Martín.
Ha bajado el trapío de los toros respecto a temporadas anteriores; se ha devaluado, aún más, el tercio de varas, y las faenas de muleta han sido, por lo general, largas y soporíferas por la escasa movilidad de las reses y la impericia de muchos toreros.
Una feria, en fin, de muy baja nota ganadera que ha repercutido, como no podía ser de otra manera, en su balance artístico. Muchas han sido las tardes en las que el juego descastado de los toros ha dado al traste con las ilusiones de los aficionados.
A pesar de todo, ha habido destellos de emoción, muy escasos, pero, quizá, suficientes para el sufrido espectador, convencido de que esta fiesta exige una alta inversión en dinero y esfuerzo y devuelve una muy escaso disfrute.
Permanecen en el recuerdo muy pocos toros triunfadores -ya referidos- y un manojo de espadas han revalorizado su prestigio tras la exigente prueba isidril.
El más afortunado ha sido, sin duda, David Mora, que regresaba a Las Ventas tras la gravísima cogida que sufrió en este mismo ruedo en mayo de 2014. Se encontró con Malagueño y entre ambos protagonizaron uno de los episodios más emocionantes de la feria. El toro recibió los honores de la vuelta al ruedo, y el torero salió por la puerta grande.
José María Manzanares ha sido declarado como el triunfador de la feria por su completa labor ante el noble quinto toro de Victoriano del Río, al que cuajó con capote y muleta, especialmente con la mano izquierda y en la suerte suprema.
Emocionó, y mucho -quizá, el que más-, Paco Ureña en sus dos tardes. Cortó una oreja a los toros de El Torero y otra a los de Las Ramblas, tuvo entreabierta la puerta grande y solo la espada le impidió culminar dos actuaciones propias de una auténtica figura del toreo.
Talavante mantuvo su cartel de torero artista e intuitivo; López Simón derrochó valor ante la ausencia de calidad y arrolló la juvenil fortaleza de Roca Rey.
En el cuadro de triunfadores se hacen un hueco Enrique Ponce, Juan Bautista, Morenito de Aranda, Juan del Álamo y Alberto Aguilar.
Destacó, asimismo, el novillero Luis David Adame, que sufrió una cornada, y, entre los caballeros rejoneadores, figura en primer lugar Leonardo Hernández, que abrió dos veces la puerta grande, Andy Cartagena y Lea Vicens, sin olvidar el magisterio de Ventura y Hermoso que fallaron con los rejones de muerte.
Largo y exitoso es el apartado de subalternos triunfadores: Paco María y Juan Bernal subidos a caballo; y en la lidia y con los garapullos destacaron David Adalid, Fernando Sánchez, César del Puerto, Javier Ambel, Iván García, Jarocho, Joselito Rus, José Chacón, Vicente Herrera, Juan José Trujillo, Curro Robles, Jesús Romero, Joao Diego, Vicente Osuna, Curro Javier, José Mora, Miguel Martín, Alberto Zayas, Raúl Adrada, Ángel Otero, Antonio Chacón, Domingo Siro, Jesús Arruga, Tito, Raúl Ramírez y Raúl Ruiz.
EL REY EMÉRITO, ‘TORERO’
Siete tardes acudió el Rey Don Juan Carlos a la feria de San Isidro, acompañado siempre por su hija la Infanta Elena y, en ocasiones, por sus nietos Victoria y Felipe Froilán. En todas sus comparecencias, el público de Las Ventas le expresó su respeto con cariñosas y espontáneas ovaciones.
Por el contrario, el Rey Felipe VI no ha aparecido por la plaza; de hecho, solo ha acudido una vez desde que tomó posesión de la jefatura del estado, el 8 de mayo de 2015.
Ocho tardes se ha colocado el cartel de «No hay billetes», y el resto de los días el aforo se ha cubierto más de los tres cuartos. Se ha notado que la plaza ha perdido más de 500 abonados respecto al año pasado y más de 4.500 respecto a la temporada de 2012.
Se han cortado 30 orejas: 16, los matadores de toros (dos, Manzanares, López Simón, David Mora, Roca Rey, Paco Ureña y Talavante, y una, Juan Bautista, Morenito, Del Álamo y Alberto Aguilar); dos, los novilleros Luis David Adame y Juan de Castilla, y 12, los rejoneadores (seis, Leonardo Hernández; dos, Sergio Galán y Andy Cartagena; y una, Ventura y Lea Vicens).
Y en ocho ocasiones se abrió la puerta grande. Por ella salieron a hombros David Mora, Manzanares, López Simón y Roca Rey, y los caballeros Leonardo Hernández (dos veces), Andy Cartagena y Sergio Galán.