José Luis López Marín.- Queridos amigos, al comenzar este comentario, se me viene a la memoria el principio de otro artículo de un servidor, que como muere por el toreo, también se muere por la copla:

Hay una tonadilla de Marvizon y De Juan, que habla de las vicisitudes que esta pasando la copla en los tiempos actuales y que en sus primeras estrofas reza así: “dicen que la copla ha muerto, y hay quien dice que hace tiempo, su sonido se olvidó” y termina esa primera parte del pasodoble con estas aseveraciones: “Que se perdió su semilla, que se perdió el sentimiento, pero la verdad del cuento, yo se lo cuento desde Sevilla

Dicen algunos que esto se acaba, que dentro de unos años el toreo ha muerto, ¿desde cuando, los agoreros de turno lo vienen enterrando? Cuando en Mayo de 1.920, “Bailaor” se llevo por delante a Joselito, 50% del sostén de la Fiesta en aquellos años, parecía que esta no iba a resistir tal hecatombe. El propio “Guerrita” estaba convencido de ello, y así se lo hizo saber a Rafael Gómez “El Gallo” en un telegrama de condolencia que le remitió “Impresionadísimo y con verdadero sentimiento te envió mi mas sentido pésame. Se acabaron los toros”

Reconozco que a mi, también me asaltan negros augurios en alguna ocasión, pocas veces, pero algunas hay. Cuando esto ocurre, siempre se presenta algún hecho que me viene a levantar los ánimos de nuevo. Esto ocurrió el pasado día 19, en la ribereña Lora del Río, donde se anunciaba las II Edición de las Tertulias Taurinas Villa de Lora, que organizan, acompañados de algunos aficionados apasionados por nuestra Fiesta, mis buenos amigos Pepe Sánchez, que con su teleobjetivo siempre a punto, esta presto a convertir cada instantánea en una genuina obra de arte, y Manolo Bajo, criador de los toros de la ganadería de Las Monjas, que en el termino de Lora, en esa finca verde, donde los lirios y las margaritas crecen entre encinas y alcornoques, sus toros rebordean en tono menor, para poder escuchar los fandangos que el loreño, Francisco Montoya Egea, “El Niño de la Huerta”, con estilo marchenero, le cantaba a su pueblo: “Y Viva Lora del Rió, dile que yo no la olvido”.

Pues bien, cuando entré en el inmenso salón donde se iba a desarrollar el acto, los ánimos se me pusieron por las nubes, al ver que, a la llamada del toreo y de una mesa en la que sentaban los ganaderos Rafael Molina y Manolo Vázquez, los matadores de toros, Domingo Valderrama, Víctor Janeiro y Salvador Vega. El Dr. Vila y el periodista taurino Enrique Romero, el recinto presentaba un lleno a hasta la bandera de personas de todas las edades, de jóvenes que preguntaban a la mesa ¿Por qué se tenia que terminar La Feria Mundial del Toro? Y de profesores de Matemáticas jubilados, que recordaban, emocionados como sus padres los llevaban a los toros de niño. De mujeres interesadas por la actualidad de nuestra Fiesta y de aficionados preocupados, por el devenir de los acontecimientos taurinos.

Cuando ves la pasión que la Fiesta suscita, no tienes más remedio que pensar que el toreo esta vivo, otra cosa es que cuatro analfabetos intolerantes y otros cuatro políticos necios, además de acomplejados, la quieran matar.

Extrapolando los versos de Marvizon y De Juan, a la tauromaquia, habría que cantar: “…Y dicen que el toreo ha muerto, que se perdió su semilla, que se perdió el sentimiento, pero la verdad del cuento, yo se lo cuento desde Sevilla”

Que Dios reparta suerte, amigos.

Fotos: Pepe Sánchez

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