VIENTO. El viento molestó a los lidiadores en distintas fases de la corrida. Fue muy evidente en el segundo, cuando Mora toreaba con la derecha y se quedó a merced del astado que finalmente lo desarmó. El viento es el enemigo menos deseado por los espadas.

PASEÍLLO EN SILENCIO. El paseíllo, momento de inusitada belleza, se realizó entre el silencio de la plaza. A veces, incluso en la Maestranza, es un buen detalle aplaudir a los matadores y sus cuadrillas al comienzo del festejo.

LA MÚSICA. La banda volvió a tocar con extrema generosidad cuando lo que sucedía en el ruedo no merecía tal honor. Parece que seguimos en las novilladas sin caballos de julio, cuando parece normal que la música suene para animar a los chavales.

ESAÚ, MUY SIMPÁTICO. El camero Esaú Fernández es un chaval muy simpático. Fue original su brindis a los areneros en el sexto. No es frecuente que se les bride un toro a estos operarios. Su simpatía debió contagiar a sus compañeros, porque en un tercio de varas, cuando estaban Fandiño y Esaú juntos, el primero que es un hombre serio, se reía abiertamente ante las ocurrencias del muchacho.

LAS CUADRILLAS. No fue una buena tarde para las cuadrillas. La lidia fue complicada por el mal estilo de algunos toros. El picadorJosé Francisco Aguado fue derribado en el primero. Los picadores cumplieron sin brillo. Entre los banderilleros destacaron Ignacio González y Félix Rodríguez. El primero lidió de forma soberana al sexto. Félix colocó dos buenos pares al quinto. Los compañeros de ambos cumplieron sin excesos. No fue una tarde de saludos.