El final de la corrida tapó un festejo que se deslizó por la senda del aburrimiento. El público explotó con las orejas de José María Manzanares y se puede decir que el fin justica los medios.

La cuadrilla de Manzanares. Saludaron en banderillas dos hombres de la cuadrilla de Manzanares: Curro Javier y Juan José Trujillo. El tercero, Luis Blázquez, pudo hacerlo en el sexto. Es curioso, porque sus dos picadores, Chocolate y Barroso, no tuvieron su mejor tarde.

El terno de Rivera. A consecuencia de la espectacular voltereta sufrida en el primero, el terno de Rivera quedó destrozado. Su mozo de espadas lo arregló con esparadrapos.
La música fácil. Ya en la corrida del pasado sábado tocó con precipitación. La música, genial en cuanto a calidad, comenzó la Feria con las exigencias propias de una plaza como Sevilla. En la faena de Manzanares del sexto tocó cuando aún no había brillo en su labor. La música en la Maestranza decanta la petición de trofeos de forma definitiva

Mala tarde del palco. No sólo fue su facilidad para dar orejas. La presidenta Anabel Moreno no estuvo acertada. Cambió sin motivo algún toro, el cuarto, con tres banderillas. Cambió toros sin picar por la argucia de los varilargueros de marrar en la primera entrada. Sólo lo exigió con el segundo.

Respeto. Nadie habló de medallas en la plaza. En este sentido, hubo respeto para Francisco Rivera.

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