Manolo Grosso.- Hay toreros que nunca tuvieron la suerte de entrar en Sevilla, otros sin embargo tienen el inmenso privilegio de ser considerados toreros de Sevilla, a pesar de no haber nacido aquí. Esto ocurrió con Manzanares padre, que tuvo el honor de salir por la Puerta del Príncipe sin contar ninguna oreja, como muestra indiscutible del cariño que aquí se le tenia. Ayer su hijo volvió a demostrar que se torea con el corazón y la cabeza, que la clase y el estilo también se lleva en los genes, y sobre todo que es y será siempre un torero de Sevilla.

Que gusto verle torear con la izquierda a su segundo toro, que placer sentir la compenetración entre toro y torero para hacer de cada pase un monumento. Era su tercera tarde, ya había dejado en su anterior día muestras de que viene a por todas, y como ya dijimos, con una especial intensidad, que hace que los tendidos toreen con él. Ayer lo volvió a demostrar a lo grande, a pesar que el de Daniel Ruiz estuvo a punto de ser devuelto y que sus primeras tandas se alivio en demasía, pero su inteligencia la que convirtió al toro en su colaborador más fiel. Estocada impecable y de nuevo a soñar esa tarde en que finalmente salga por la Puerta del Príncipe. Discutir hoy si era o no faena de dos orejas carece de sentido, yo personalmente disfrute muchísimo, aun a sabiendas de que el público tuvo mucho que ver con el resultado final.

También “El Juli” dejo ayer claro que esta en esto para quedarse mucho tiempo, tiene raza y clase para seguir creciendo, aun no ha llegado a su limite y el lo sabe. Venia a por todas, pero desgraciadamente solo en su primero pudimos ver el poderío y clase del torero, en su segundo no había manera. Ayer acabo su feria, la feria en la que a punto estuvo de abrir la Puerta grande del toreo. Deja constancia de su sitio y su momento y casi seguro en esta temporada va a por todas. Gracias Juli, por ser y sentirte tan torero.

De Rivera poco que decir que ya no se sepa. Estuvo a punto de sufrir una cornada importante, pero afortunadamente su Esperanza de Triana le echo un capote. Rivera Ordóñez ha perdido su frescura toreando y su ambición torera se le ve ya cansada. Medallas aparte, ayer el arte lo puso Manzanares, la decisión y el poderío lo puso El Juli, y Francisco Rivera, que me perdone por lo que voy a decirle, solo puso la vulgaridad y el tedio. Cuando se ve torear de verdad es muy difícil aguantar las comparaciones. Ayer finalmente, después de doce corridas la gente bajaba por el Paseo Colon toreando camino de la Feria, eso es lo que tiene ser torero de Sevilla.
 

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