Fotos: Álvaro Pastor Torres

Dos vueltas al ruedo es un pobre balance para una novillada con cuatro novillos de lujo como la de Julio de la Puerta. Es decir, que la novillada estuvo por encima de la terna de toreros aspirantes a la gloria. Y ese detalle es bastante grave. Pero me parece más grave la escasa personalidad de los novilleros de este momento. No las pude contar, pero seguro que en la primara del abono se instrumentaron más de treinta chicuelinas en toda la tarde. Lo malo es que ninguna fue buena. Y de pases por la espalda y bernadinas, otro montón sin medida como señal de la falta de sello distintivo de los toreros modernos.

Cuatro novillos de lujo, primero, segundo, cuarto y quinto, todos aplaudidos en el arrastre, con especial mención para cuarto y quinto, dos máquinas de repetir embestidas con calidad.

Dentro de esta uniformidad de planteamiento, a Tristán Barroso se le atisba un buen concepto torero. Algunos lances, sobre todo tres medias verónicas al cuarto, así como los le pecho al ralentí tuvieron sabor torero del bueno. El primero se movió de forma incansable con el defecto echar la cara arriba al final de su recorrido. Ese detalle no lo pudo resolver Tristán, al que el novillo de Julio de la Puerta le tropezó con reiteración el engaño. Dos tandas con la derecha y dos con la izquierda con altibajos antes de las consabidas y hartibles bernadinas.

Con el excelente novillo cuarto, el novillero nacido en Madrid y de crianza extremeña mejoró su nivel. Se fue a la puerta de toriles para lancear y torear por chicuelinas. Algo insólito. Replicó a un quite de Navalón con lances de mayor templanza y dibujó las tres medias muy lentas en su mejor momento con el capote. Se echó de rodillas para comenzar la faena. Con inteligencia le dio distancia al animal y ligó dos tandas con la derecha muy airosas, aunque el novillo embestía sin parar y Tristán no lograba calentar a la parroquia, lo que logró con la izquierda en una tanda buena y única, algo inexplicable. Volvió con prisas a la derecha y se dobló por bajo para rematar su labor. La media estocada dio lugar a una petición no mayoritaria. La vuelta fue un premio lógico en este caso.

Samuel Navalón realizó una gran faena al extraordinario novillo quinto. Mucho temple, ligazón dejando la muleta colocada y toques precisos para conseguir esa repetición encastada del utrero. Tres tandas de redondos, dos con la zurda, otra más con la derecha, circulares, un cambio de manos precioso y las bernadinas de postre. Faena larga que acusó el novillo, al que le costó mucho trabajo cuadrarlo. Escuchó un aviso antes de entrar a matar y tampoco anduvo fino con los aceros. De nuevo fue una vuelta con fundamento.

Antes, con el buen segundo, Navalón había comenzado de rodillas toreando con la derecha. Esta faena a un novillo con un pitón derecho de lujo fue muy desigual, hubo enganchones y algún barullo, a pesar de lo cual la banda le amenizó con cierta generosidad toda la faena. No era para tanta música, a pesar de que sonó nuevamente Juncal. Como ya hiciera en el quinto, el final fue con las manoseadas bernadinas. Tampoco anduvo acertado con la espada.

Se esperaba a Mariscal Ruiz en su presentación en Sevilla. Hay que decirlo pronto y sin darle muchas vueltas: no estuvo bien. Tropezó con los novillos de menos calidad del encierro, se dejó tropezar muchos el capote y la muleta y no se pareció al novillero que nos ha deslumbrado en otras ocasiones. Puso banderillas en ambos utreros, mejor las del sexto, pero se encontró con un novillo blando sin clase como tercero y otro remiso a embestir como sexto. Sin buenos novillos, a Mariscal se le vio frío toda la tarde. Lo esperamos en la novillada del próximo domingo.

En definitiva, que por unas cosas o por otras, tanto Tristán Barroso como Samuel Navalón se enfrentaron a novillos de triunfo y se conformaron con sendas vueltas al ruedo. Mala cosa en estos momentos de su andadura.

Plaza de toros de Sevilla, 5 de mayo de 2024. Novillada de abono. Más de media plaza. Seis novillos de Julio de la Puerta, correctos de presentación y buen juego en general, con mención especial para primero, segundo, cuarto y quinto. Blando, el tercero y descastado, el sexto.

Tristán Barroso, de malva y oro. Estocada caída (silencio). En el cuarto, media estocada (vuelta al ruedo).

Samuel Navalón, de sangre de toro y oro. Dos pinchazos y estocada trasera (saludos tras aviso). En el quinto, pinchazo, estocada trasera y descabello (vuelta al ruedo tras aviso).

Mariscal Ruiz, de azul turquesa y oro. Estocada contraria (saludos). En el sexto, estocada (silencio).

Saludó en las banderillas del cuarto Raúl Ruiz.

 

A %d blogueros les gusta esto: