Emocionate corrida de Miura para poner el punto final al a Feria de Abril de Sevilla con toros complicados y toreros valientes. Destacó el murciano Rafaelillo que dio una vuelta al ruedo. Moreno fue cogido en dos ocasiones sin consecuencias y Serafín Marín cumplió.

Plaza de la Maestranza. Domingo, 29 de abril de 2012. Última de feria. Tres cuartos de entrada. Cinco toros de Miura, presentados desigualmente con las estratosféricas y larguísimas hechuras de la casa, y un sobrero del Conde de la Maza (3º bis), montado, manso y con sentido. Parte médico de José Luis Moreno: "Contusión en mano izquierda donde refiere fractura reciente en cuarto metacarpiano. Se aplica antinflamatorio tópico y vendaje. Se aconseja estudio radiológico. Pronóstico: Leve". El parte está firmado por el Dr. Octavio Mulet Zayas.

José Luis Moreno, de verde esperanza y oro. Estocada (saludos). En el cuarto, varios pinchazos y estocada defectuosa (saludos).

Rafael Rubio ‘Rafaelillo’, de rioja y oro. Estocada pasada y descabello (saludos). En el quinto, pinchazo y media estocada contraria. Aviso (vuelta al ruedo).

Serafín Marín, de celeste y oro. Estocada (silencio). En el sexto, media estocada (silencio).

Carlos Crivell.- Sevilla

Con la de Miura llegó la emoción a la plaza. Es una corrida que provoca reflexiones variadas en el aficionado. Viene a la memoria el recuerdo de la historia de los toros de Zahariche, la morfología espectacular de los toros, la permanencia del encaste sin cruces con otro tipo de ganado; es una corrida diferente. En esta ocasión fue de nuevo emocionante y sobre el ruedo maestrante hubo, por fortuna, varios milagros.

Salió por su pie hasta el cordobés José Luis Moreno, que anduvo de pitón a pitón con el cuarto en distintos momentos y apenas sufrió los golpes naturales de una masa de toro con más seiscientos kilos. Fue uno de los milagros de la tarde, tal vez el más aparente. Hubo más quites providenciales sobre el ruedo.

El caso del espontáneo que se tiró en el tercero también acabó en milagro. ¿Qué empuja a un hombre a saltar al ruedo para darle pases a un toro con una chaquetilla en la mano? No parece que sea un aspirante a torero, al menos por su edad. Sólo una enajenación transitoria puede justificar tal osadía. En dos ocasiones sorteó la embestida del toro del Conde de la Maza con su exigua prenda en la mano. No pasó nada. ¿Es o no un milagro? Por unos momentos el tendido vivió sobrecogido porque se intuía el percance. Lo recogieron sin el menor rasguño.

También se sucedieron milagros que pasaron desapercibidos para el respetable. Muchas embestidas, tanto del toro del Conde como de los ‘miuras’, rozaron los cuerpos de los lidiadores. Se vislumbraba un percance de esos que parecen imprevistos. Salvo los citados revolcones de Moreno, la terna y sus cuadrillas salió por su pie de la plaza. Milagro se llama esa figura.

La corrida de Miura fue una más con toros clásicos de la divisa. Embistió bien el cuarto, muy bueno dentro de su estilo miureño. El sexto también regaló alguna arrancada potable, pero en general fue un encierro con pocas fuerzas, que llevó la cara por las nubes y que se defendió con peligro. Como ya ha ocurrido otras veces, el sobrero del Conde de la Maza, fue casi más complicado que los de Miura.

Moreno visitó la enfermería y salió para irse al hotel en el coche de cuadrillas. Se utiliza mucho en el toreo la palabra ‘a contraestilo’, que no comparto. Sin embargo, no hay nada más a contraestilo que el toreo exquisito de José Luis Moreno y una corrida de Miura. ¿Alguien entendería que Manzanares se anunciara con esta divisa? Es cierto que toda la vida la han lidiado las figuras. El toreo actual es tan distinto al de hace cincuenta años, sin ir más lejos, que es casi imposible crear arte con toros como los que llegan de Zahariche. Ocurre que estos toros son necesarios y tienen sus especialistas. Moreno apareció valiente y decidido. Dejó que castigaran mucho a sus dos toros. Al primero le dio pases a media altura, porque no humillaba y tenía pocas fuerzas. Con el cuarto se vivió la parte épica de un torero de clase. Fue cogido al final de una faena de voluntad, zarandeado y maltratado, pero no pasó nada. Y de nuevo fue prendido al matar. Una paliza. Un torero que hizo de tripas corazón y se ganó el respeto de todos y una corrida más apropiada a su estilo.

Es distinto el caso de Rafaelillo. Se ha convertido en un especialista en estos toros. Al murciano no le gustará este encasillamiento, pero tampoco pasa nada. Que no le falte en muchos años la de Miura en Sevilla.

Estuvo valiente con el imposible segundo, toro rebrincado sin fuerzas, que no pasaba por la muleta. Fue una demostración de oficio. El cuarto fue el de mejor juego. Lo recibió con dos largas cambiadas, lanceó con buen gusto y culminó una faena de muleta con atisbos de calidad por ambos pitones. Fue un buen toro de Miura. Rafaelillo abandonó por un momento su toreo de drama para relajarse. De esta forma fueron surgiendo pases por ambos pitones con temple y mando, casi todos bien rematados. Rafaelillo fue inteligente. En algún momento le recordó al tendido que era uno de Miura. Fue una lástima que no acertara en la hora de la suerte suprema, porque tenía premio seguro. Había llevado la emoción con toreo bueno y valor.

El tercer espada de la terna fue el menos afortunado. Tampoco parece Serafín Marín un futuro especialista en estos toros. Se devolvió el tercero por inválido y salió un manso del Conde de la Maza que recibió tres varas. Fue el toro del espontáneo, lo que siempre provoca desconcierto en la lidia. Marín se percató tarde de que el pitón posible era el izquierdo. Así le pudo dar algún natural suelto.

En sexto lugar mató uno de Miura grande y largo. Tuvo algunas arrancadas posibles el lado derecho, pero a Serafín le vino algo ancha su tarde sevillana. Al menos estuvo fácil con la espada en ambos. Con una estocada corta acabó con la Feria. Tiempo habrá para el balance. Ayer fue tarde de milagros en la plaza de toros de Sevilla.