La cuarta novillada de promoción fue dominada por Álvaro Sanlúcar, que demostró finura y clase, aunque no pudo redondear la noche por culpa de la mal condición del sexto. Se queda fuera de la final quien mejor toreó en el ciclo.

Hermanos Garzón / José David Gómez, Emilio Molina y Álvaro Sanlúcar

Plaza de toros de Sevilla, 21 de julio. 4ª novillada de promoción. Casi tres cuartos de entrada. Seis erales de Hermanos Garzón, desiguales de presencia y juego. Predominó la mansedumbre y la poca clase. Cas
José David Gómez, de la Escuela de Atarfe, celeste y oro, silencio y silencio.
Emilio Molina, de la Escuela de Espartinas, de verde y azabache, silencio tras aviso y silencio.
Álvaro Sanlúcar, de Sanlúcar de Barrameda, de azul pavo y oro, una oreja y palmas.

Carlos Crivell.- Sevilla

La noticia de la noche fue que Álvaro Sanlúcar confirmó todo lo bueno que se decía de su estilo torero. El joven tiene ese sello inconfundible de los toreros buenos. También fue noticia que la Maestranza se poblara casi en sus tres cuartas plazas para ver este festejo. Las novilladas de promoción han sido un éxito incuestionable para la empresa Pagés. A los tendidos ha acudido mucha gente joven que han descubierto las emociones del toreo.

Sanlúcar de Barrameda tiene en puertas un torero con buena clase. No tuvo buenos colaboradores, sobre todo en el incómodo e informal sexto novillo, pero Álvaro tiene detalles que nos recuerdan a los buenos toreros sanluqueños, como Julio Vega “Marismeño” o José Luis Parada.

El tercero fue manso. El de Sanlúcar se adueñó del eral en los pases de apertura de la faena. A partir de ahí, el mansito se quedó en el centro y permitió una faena de perfiles clásicos, de trazos finos, de un torero con la cabeza muy clara. Los muletazos con la izquierda tuvieron ligazón. El final fue para pintarlo. Los ayudados a media altura no los mejora el mejor de los artistas. La oreja fue más que justa.

Con el sexto, animal de embestidas desordenadas, que no lo dejó colocarse para ligar, Sanlúcar se mostró afanoso y dejó algunos apuntes de su buen toreo, aunque no logró enjaretar una faena de altura. Fue una lástima. No se ha clasificado para la final, pero ha sido el que mejor ha toreado en el ciclo.

Desde Atarfe llegó José David Gómez, muy entregado y con cierto oficio, aunque con un estilo poco definido. Fue mejor novillo el primero, al que le hizo una faena desigual con mejor nota sobre la derecha. En banderillas había cogido el banderillero Castrileño y le propinó una soberana paliza. El cuarto fue flojito y Gómez le dio muchos pases sin poder concretar nada.

Emilio Molina, sevillano de la Escuela de Espartinas, sufrió distintas cogidas en ambos novillos. El joven quiere hacer las cosas bien, aunque denotó que le falta oficio. Fue un dechado de voluntad. Lo mejor fue la manera de recibir a su primer eral a porta gayola para seguir toreando con verónicas vibrantes que remató en el centro. Lo intentó con voluntad frente a dos animales poco colaboradores.

Sanlúcar tiene en puertas un torero que le puede dar tardes de triunfo. La tierra de la manzanilla sigue alumbrando espadas de corte exquisito, como este Álvaro Sanlúcar que se queda fuera de la final cuando ha sido el que mejor ha toreado.

Foto: Álvaro Pastor Torres