El séptimo festejo del abono sevillano se salvó en el sexto. Fue tan aburrida que incluso faltaron los detalles que llevarse al esportón. Las cuadrillas anduvieron a tono con la tarde: grises. Hubo milagro: a Paco Peña no le pasó nada tras la cogida sufrida en el que abrió plaza.

Siempre, Domingo Navarro. Es un seguro para sus compañeros. El tercero de Luis Bolívar volvió a dar un curso de colocación y opotunidad, siempre desde la discreción para aparecer si era necesario. Además, colocó un par enorme al sexto.

Cuadrillas. Las cuadrillas, salvo el citado Navarro, no lucieron de forma especial. Lo de los picadores es una cruz. Como ejemplo negativo, el otrora premiado Ismael Alcón dio un petardo tremendo en el terecro con marronazo incluido. Destacó un buen par de Gustavo García «El Jeringa» y otro de César Pérez. Poca cosa para una tarde de toros.

Paco Peña, el milagro de cada tarde. El primero prendió al banderillero Paco Peña y lo tuvo un rato entre sus pitones. No le pasó nada al torero de Écija. Cada corrida, un milagro.

El quite de Bolívar. El colombiano Luis Bolívar entró en quites en el cuarto tras la segunda entrada al caballo del astado. Lo hizo porque renunció Antonio Barrera, que era a quien le correspondía hacerlo.

Aplausos a los piqueros. Los tendidos de sol aplauden por sistema a los picadores. Ayer lo hicieron sin tener en cuenta los fallos de los montados. 

Foto: Álvaro Pastor
 

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