Todavía quedaban atisbos de la emoción incontenible vivida el sábado en la Maestranza con le épica actuación de Manuel Escribano, cuando un público distinto llenó la Real Maestranza casi en su totalidad. Calor sofocante, ambiente de gala y tres caballeros en duelo sobre el albero, aunque la realidad es que la rivalidad estaba centrada en Diego Ventura y Guillermo Hermoso de Mendoza. El navarro le había quitado los premios en los últimos años a Diego, y eso le producía al portugués de La Puebla del Río una situación de intensa rabia interior. Galán era el invitado a un enfrentamiento entre el ya veterano y Rey absoluto del toreo a caballo, Diego Ventura, y la emergente figura del hijo de Pablo Hermoso. Y esta vez la moneda le cayó de cara a Ventura, que completó en el quinto una faena sensacional.

Para ello una noble y pastueña corrida de San Pelayo a la que faltó transmisión. Muy colaboradores, poco a poco fueron reduciendo su capacidad de perseguir las cabalgaduras, lo que sin duda restó algo de calidad a la tarde.

El duelo lo ganó Ventura en el quinto, toro con calidad, al que cuajó desde el principio en una labor completa. Sacó a su mejor artillería: Nómada, Lío y Bronce, que cumplieron a la perfección. Nómada, hijo de Nazarí, es un caballo completo a dos pistas y en las piruetas. Lo de Lío es otra historia. Qué hermosura verlo citar de muy largo, frenarse en seco a cinco metros del toro, para quebrar de forma admirable. Y de postre, Bronce con su par a dos manos sin la cabezada. Ventura sumó calidad y espectacularidad. El rejón funcionó y las dos orejas fueron incontestables.

Con el primero de su lote había estado muy bien con Fabuloso, otro astro de su cuadra. Lo mismo que Nivaldo o Guadiana. Una labor tan completa le echó a perder con el rejón de muerte. En ese toro había perdido la Puerta del Príncipe.

Guillermo Hermoso cuajó dos buenas faenas a toros que abundaron en sosería dentro de la noble que exhibió toda la corrida. Berlín y Martincho fuero la cúspide de su primera faena, en la un metisaca acabó con la esperanza de tocar pelo. Algo parecido ocurrió tras la completa actuación con el sexto, con lugar de honor para Malvec y Esencial. Esta vez el rejón definitivo no fue suficiente y un descabelló enfrió la petición.

El telonero Sergio Galán cumplió su papel a la perfección con dos faenas muy bien elaboradas, aunque carentes de emoción, en parte por la condición de los toros, en parte por un punto frialdad de caballero rejoneador.

Plaza de toros de Sevilla, 14 de abril de 2024. Octava de abono. Casi lleno. Seis toros de San Pelayo, bien presentados, nobles y algo sosos.

Sergio Galán: saludos y saludos

Diego Ventura: saludos y dos orejas.

Guillermo Hermoso de Mendoza: saludos y saludos.  

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