Carlos Crivell.- Los dos últimos toros que Juan Pedro Domecq ha lidiado en Sevilla con el hierro de Parladé acabaron con los cuatro del hierro titular. En adelante, todo será Juan Pedro, aunque esa sangre de los de Parladé estará en la ganadería en alguna línea que el ganadero conservará en el futuro, porque es mucho más encastada. Así ocurrió con el quinto, un toro muy proporcionado, despitorrado de la vaina del izquierdo con sangre visible, que fue alegre y bravo. A pesar de una tremenda costalada en los comienzos de la faena, el toro metió la cara con clase hasta el final. Fue bueno, pero tenía a su favor la comparación con los cuatro precedentes, de forma que aún pareció mejor.

El sexto fue un toro fuerte y voluminoso, que llevó a cuestas con casta casi seiscientos kilos. Fue un toro con movilidad encastada, con finales impulsivos a veces violentos, pero de una enorme emoción, lo que ayudó mucho al triunfo de su matador. Los dos cinqueños de Parladé, si es que son los últimos con este hierro en Sevilla, salvaron el honor del ganadero, que en los otros cuatro había quedado en entredicho.

Daniel Luque se llevó el agua huracanada en el primero y dos de Juan Pedro de pocas posibilidades. El de Gerena fue recibido con una ovación en recuerdo de su triunfo en pasado jueves. El saludo con el capote fue majestuoso. Comenzó con ayudados por alto y siguió por la derecha a un toro nada humillador. Lo toreó a su altura, pero así era complicado meter al público en la faena. Faltó emoción, fue imposible ligar los muletazos y lo mató muy bien.

El cuarto fue muy mal picado. Pasó un momento de apuro Juan Contreras al resbalar, aunque por fortuna todo quedó en un susto. En la muleta no se salió del engaño, se quedó en los vuelos y recortó su recorrido. Luque estuvo valiente y aplicó la norma: embisto yo si el toro no embiste. Y se arrimó, dejó que los pitones le llegaran al pecho, proyectó circulares y lo dio toro, para matar de otra estocada, ahora algo caída. Tarde la suya de valor seco, por encima de su lote y la confirmación de su buen momento.

Álvaro Lorenzo le cortó una oreja al buen toro quinto. Lo llamó de largo al comienzo y el toro hincó los piones para dar una voltereta de impacto. Tres tandas con la derecha, cada vez más templadas y limpias, para estar más embarullado por el pitón izquierdo, menos bueno. Todo se embarulló incluso cuando volvió a la diestra.  Subió el nivel con las bernadinas y la espada hizo efecto rápido. La oreja se colgó con alfileres.

Con el primero de su lote, un toro bruto que soltó mucho la cara, anduvo entonado, tiró bien del animal con la izquierda, pitón de mejor condición. Alagó su labor y escuchó un aviso después de una irregular suerte suprema.

Ginés Marín tuvo delante un tercero protestón y frenado. Sería el mal estado del ruedo, pero el toro parecía que no empleaba por miedo al resbalón. Con el encastado Parladé que cerró la función, toro con movilidad encastada, nada fácil, estuvo inteligente en los terrenos y distancias, dibujó algunos naturales de mano baja de mucho mando, dentro de una faena que también perdió intensidad al final. Las bernadinas hicieron de salvavidas antes de una buena estocada, para cortar una oreja, que ahora tuvo más fuerza y justicia.

La lluvia en los primeros toros condicionó mucho el juego de los toros por el mal estado del piso de la plaza. De cualquier forma, la condición de los de juan Pedro fue de escasa casta, mientras que los de Parladé, por el contrario, fueron mucho más encastados. Los amigos de las orejas salieron contentos con los dos trofeos. La fiesta está desconocida, ya en Sevilla, ya en cualquiera plaza del mundo. Pero dicen que el que paga siempre tiene razón.

Plaza de toros de Sevilla, 3 de mayo de 2022. Novena del abono. Más de media plaza. Cuatro toros de Juan Pedro Domecq y dos – quinto y sexto- de Parladé. Correctos de presencia y mejor por casta y movilidad los de Parladé, mientras que los cuatro primeros carecieron de casta y clase.

Daniel Luque, de blanco y oro. Estocada (saludos). En el cuarto, estocada desprendida (saludos).

Álvaro lorenzo, de azul cobalto y oro. Pinchazo hondo y un descabello. (silencio tras aviso). En el quinto, estocada trasera y caída (una oreja).

Ginés Marín, de nazareno y oro. Dos pinchazos y estocada caída (silencio). En el sexto, estocada (una oreja).

Lluvia en los dos primeros toros. Piso en mal estado. Buena lidia y buenos pares de Curro Javier en tercero y sexto.

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