Calerito. Foto: Álvaro Pastor Torres

Carlos Crivell.- Dicen que la novillada lidiada no era la que tenía prevista la ganadera. Es posible, pero la que se lidió tenía bonitas hechuras y nada hacía presagiar el mal juego que ofreció sobre el ruedo. Porque esta novillada de triunfadores se frustró por completo por el pésimo comportamiento de las reses de Rocío de la Cámara, en la que hubo mansos, flojos, descastados, sosos y peligrosos. Se dejó más el cuarto, gracias al buen trato que le dio Calerito, que acertó a templarlo con mimo para que el animal derrochara cierta nobleza. El resto fueron malos sin paliativos y trajeron en jaque a los lidiadores. Fue la otra nota del festejo: los sustos. Se llevaron la peor parte Jorge Martínez con tres volteretas y el banderillero Juan Rojas, cogido de forma aparatosa por el sexto. Por fortuna se quedó todo en varetazos dolorosos sin heridas de consideración. Fue, por tanto, una tarde de sustos y falta de raza.

El sardo que abrió plaza, precioso, fue el adelanto de lo que vendría más tarde. Sin fijeza, siempre corretón, desarrolló mal estilo en la muleta, donde llevó la cara por las nubes. Un regalito, el novillo. Calerito estuvo más que digno con semejante prenda, siempre voluntarioso, tratando de ordenar una embestida descompuesta.

Su labor con el cuarto fue muy meritoria. El novillo pareció mejor por la excelente lidia que le dio el novillero de Aznalcóllar, sobre todo por el temple tan medido con el que movió los engaños en una faena en la que el novillo respondió a la suavidad del trasteo. Fue una faena que consiguió que el soso animal de Cortijo de la Sierra metiera la cabeza con moderada codicia. Todo fue mérito de Calerito, repuesto de una voltereta inicial, que en la tanda final con la izquierda se sintió a gusto, ya con el animal fijado y atemperado. La espada cayó atravesada y necesitó un descabello. Se pidió la oreja y el palco la negó. No son buenas las exigencias con los novilleros si después – o antes – se conceden trofeos a matadores con trasteos de menos fuste.

Manuel Diosleguarde está cuajado porque tiene oficio y además tiene buen gusto. Aprovechó al segundo, animal de cara alta y escasos bríos, para componer una faena con pasajes de buen toreo, llevando los engaños a media altura y logrando momentos de indudable belleza, dentro de la falta de unidad que imponía en animal. Algunos de pecho fueron de categoría. Con el animal rajado, Diosleguarde lo mató con soltura.

El quinto fue casi imposible. Embestía de forma cansina y tenía pocas fuerzas. El trasteo fue simplemente correcto. No cabía mucho más.

Jorge Martínez. Foto: Álvaro Pastor Torres

El debutante Jorge Martínez sufrió una cogida en el quite que le hizo al segundo. Dos veces se lo echó a los lomos, por fortuna sin graves consecuencias. En su turno, volvió a ser cogido al quedarse al descubierto con un novillo de mala clase que echó siempre la cara arriba. Y acabó rajado. Martínez le echó voluntad y dejó gotas de buen estilo.

El sexto no fue mejor. Cogió en banderillas a Juan Rojas y llegó orientado y desparramando la vista al último tercio. Trance duro para un novillero que está en sus primeros pasos por la profesión. El de Rocío de la Cámara buscó el bulto y no había nada que hacer de manera brillante.

Muchos sustos y una mala novillada para tres jóvenes ilusionados que se estrellaron contra este material. Calerito debió cortar la oreja, al menos no hubiera sido un trofeo injusto. La tarde pesó mucho por la condición del ganado.

Plaza de toros de Sevilla, 28 de septiembre de 2021. Novena de abono. Menos de media plaza. Cuatro novillos de Rocío de la Cámara y dos – tercero y cuarto – de Cortijo de la Sierra, bien presentados y de mal juego en general por falta de casta, abundante sosería y mal estilo en algunos, como 1º y 6º. Se dejó algo más el cuarto.

Calerito, de berenjena y oro. En el primero, pinchazo y estocada (aplausos). En el cuarto, media estocada atravesada y descabello (vuelta al ruedo tras aviso).

Manuel Diosleguarde, de verde hoja y oro. En el segundo, pinchazo y estocada (saludos). En el quinto, pinchazo y estocada (silencio).

Jorge Martínez, de azul marino y oro. En el tercero, dos pinchazos y tres descabellos (saludos). En el sexto, estocada trasera y tres descabellos (aplausos).

En la enfermería fueron atendidos el novillero Jorge Martínez, de contusión en la cara interna del muslo derecho y varetazo corrido en la cara anterior de muslo izquierdo; y el banderillero juan Rojas, de varetazo corrido en región inguinal derecha, ambos de pronóstico leve.

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