Carlos Crivell.- La feria taurina de Sevilla de 2014 pasará a la historia como una de las de menor aceptación por parte del público. Debido a la ausencia de algunas figuras, la plaza no se ha llenado ningún día. Fue especialmente doloroso el aspecto del coso en días tan señalados como el martes, miércoles o jueves de Feria, en los que se rondó la media plaza. El día de mejor entrada aparente fue el sábado de farolillos. No se puso en ningún festejo el cartel de ‘no hay billetes’.
Para el futuro se impone un tiempo de reflexión con todos los implicados, es decir, la propiedad, la empresa y los toreros, para que no se repitan las circunstancias de este año. Es cierto que la situación económica ha jugado un papel decisivo en este descenso de espectadores, pero la realidad de los carteles ha tenido una influencia manifiesta.
Nadie puede considerar que ha triunfado. Los toreros ausentes no deberían estar satisfechos. Su ausencia le ha hecho un daño grave a una feria emblemática y fundamental en la temporada. El descenso de espectadores no debería ser motivo para que estuvieran alegres, aunque al no acudir ya sabían que el daño era irreparable. La empresa, como organizadora, no puede más que estar preocupada por los resultados del ciclo. Además, su apuesta de una feria para buscar las figuras del futuro no ha tenido el resultado apetecido. La Real Maestranza de Caballería, poco dada a salir a la palestra, debe mover sus hilos ante la situación creada. Es necesario que reúna a las partes enfrentadas para que se llegue a un acuerdo.
La Feria no ha sido buena en general. Se han cortado seis orejas por parte de los matadores de toros: Esaú Fernández, Javier Jiménez, David Mora, Joselito Adame, Juan José Padilla y Antonio Ferrera. Hubo algunas vueltas al ruedo significativas, como las de Manuel Escribano, El Cid, Enrique Ponce y Padilla. En materia de rejones, cinco orejas para Diego Ventura, dos para Andrés Romero y una para Rui Fernandes. Luis Valdenebro dio una vuelta al ruedo.
En lo que se refiera a las ganaderías predominó la mediocridad. La mejor corrida completa ha sido la de Montalvo, lidiada en la corrida de apertura. Con buen nivel, Victoriano del Río, Torrestrella y Victorino Martín. Tuvieron graves problemas en los corrales Daniel Ruiz y Garcigrande. El caso de Daniel Ruiz es grave. Solo pudo lidiar dos toros y uno de ellos fue el de menos trapío del ciclo, admitido por los equipos gubernativos. Fracaso total de Fuente Ymbro, Juan Pedro Domecq y Jandilla. La de El Pilar se salva por el gran toro Niñito, probablemente el más completo de la Feria. El otro toro excepcional fue Disparate, de Victorino Martín.
Al margen de los trofeos, es preciso hablar de los toreros. La faena de Ferrera fue excelente, puede que la mejor y la única que podía haber merecido las dos orejas aunque se conformó con una por culpa de la espada. Buena labor de David Mora, pero por debajo del toro Niñito. Meritoria la tarde de Esaú Fernández; feria difícil pero resuelta con buena nota de Manuel Escribano. Sorprendió el joven Javier Jiménez en su alternativa. Joselito Adame estuvo bien en su segunda tarde, pero con dos toros para haber logrado un éxito de clamor. Muy entonado Padilla, arropado por un enorme fervor popular. Enrique Ponce, magistral en su vuelta a Sevilla y aclamado por su apuesta por estar en la Feria.
Entre los toreros que no han dado la talla en este ciclo cuando se esperaba más de ellos hay que mencionar a Antonio Nazaré, Javier Castaño, El Cid, Sebastián Castella, Iván Fandiño, Daniel Luque, El Cordobés y El Fandi.
Magnífica la feria de las cuadrillas en general, con mención para la de Castella, compuesta por José Chacón, Javier Ambel y Vicente Herrera. Destacó la de Castaño con David Adalid, Fernando Sánchez y Marcos Galán, con su habitual puesta en escena. Destacaron Alcalareño, Miguel Martín y Abrahán Neiro. Entre los picadores, Juan Bernal y Manuel Jesús Ruiz Román fueron los mejores.
El percance más serio de la feria lo sufrió el joven David Galván. También fue atendido de una herida leve el matador Daniel Luque.
La autoridad cumplió, lo que no quiere decir que acertara siempre. Se colaron algunos toros de poca presencia, se mantuvieron inválidos en el ruedo y algunos trofeos no tuvieron consistencia. Sin embargo, la nota media fue de aprobado.
Lo que quedará de esta Feria es la falta de público. Así será recordada por desgracia. Lo que ha ocurrido no es bueno para nadie. Y Sevilla, su plaza y el comercio que vive del mundo de los toros han sido los grandes perjudicados. Esta Feria no debe repetirse