David Martín_SevillaCarlos Crivell.- En la tercera novillada de promoción triunfó David Martín, que alcanzó la final con un toreo templado y una actitud encomiable. Fernando Plaza tiene frialdad y personalidad. El joven Calerito estuvo afanoso, algo acelerado y tropezó con un lote que le planteó muchas dificultades.

Plaza de la Real Maestranza, 23 de julio de 2015. 3ª novillada de promoción. Tres cuartos de plaza. Seis erales de Cayetano Muñoz, bien presentados y de juego variado con mención especial para primero y cuarto.
David Martín, de Castilblanco de los Arroyos, de celeste y oro, estocada (una oreja). En el cuarto, estocada (una oreja).
Fernando Plaza, de Aranjuez, de turquesa y oro, estocada (saludos tras aviso). En el quinto, pinchazo, estocada delantera y tres descabellos (silencio tras aviso).
Juan Pedro García ‘Calerito’, de Aznalcóllar, de berenjena y oro, tres pinchazos y estocada (silencio). En el sexto, pinchazo y estocada (silencio).

La terna de la última de promoción se jugaba un puesto en la final. La novillada estaba cargada de alicientes. El público respondió y el aspecto de la plaza sevillana era de lujo. Los chavales sabían que estaba en juego, al menos, un puesto en la final y por ello dejaron sobre el albero lo mejor de su estilo torero.

El que ganó la partida fue David Martín, de Castilblanco de los Arroyos, que se encontró con el mejor lote de Cayetano Muñoz y lo aprovechó con solvencia, actitud y entrega. Su triunfo no llegó solo porque su lote fuera bueno; el chaval hizo un derroche de ganas y buenas maneras.

Se fue a portagayola en los dos erales. Estuvo variado en quites y con la muleta mostró su buenas condiciones toreras. El primero, algo pegajoso al principio, acabó metiendo bien la cara en una muleta con mando y temple. Así construyó una labor que tuvo su cenit en los naturales. Con la espada estuvo muy acertado.

Al cuarto, eral que sufrió una tremenda costalada durante la lidia, le realizó otra faena inteligente. Ante ciertas reservas del eral, algo lastimado por el accidente, Martín la dejó colocada, tiró con temple y decisión y conquistó a la plaza. A todo ello, Martín se relajó y dejó ver que también posee elegancia. Otra vez funcionó la espada con acierto y por esa vía llegó la segunda oreja y su entrada en la final.

El espada más esperado era Calerito, un niño de dieciséis años con el toreo metido en la cabeza. No tuvo suerte. Se lució en el saludo de capote al tercero, con el que llegó al platillo ganando terreno. El novillo fue malo y no le dio ninguna opción al torero de Aznalcóllar. Se revolvía como una alimaña y el trasteo no pudo ser limpio. Sufrió una voltereta sin consecuencias y se atascó con la espada.

Al sexto, un bello animal por sus hechuras en la línea Guateles, Calerito le hizo una faena voluntariosa pero algo acelerada. La faltó serenidad para imponer su mando, algo necesario ante un novillo que le enganchó la franela en exceso por su genio y brusquedad y que lo desarmó dos veces. Se le esfumó así la posibilidad de torear la final. Es muy joven, tiene una afición tremenda y el futuro es suyo. Lo que no le interesa son las prisas.

Fernando Plaza torea muy firme y vertical, incluso es muy ceremonioso a veces, lo que recuerda mucho a Talavante. Se le rajó el primero de su lote y así le fue imposible armar una faena sólida. Al quinto le enjaretó algunos naturales de trazo perfecto y personal, pero la verdad es que faltó unidad, al tiempo que también careció de mayor expresión en su toreo. Tampoco el personal le prestó mucha atención. Fernando Plaza tiene personalidad pero también peca de frialdad.

La final será el próximo jueves con reses de González Sánchez Dalp para David Martín, Emilio Silvera y Juan Silva ‘Juanito’.

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