Carlos Crivell.- Buena novillada de Guadaira para una terna que no logró llenar ni media plaza en Sevilla. Muy correcto Espada, desacertado Ruiz Muñoz y triunfo de otro peruano, Joaquín Galdós, otro peruano con futuro.
Plaza de toros de la Maestranza, 7 de junio de 2015. Menos de media plaza. Seis novillos de Guadaira, de presentación y juego variados. Repetidor, el 1º; noble y con clase, el 4º; deslucido, el 2º; manejable, el 3º; manso y parado, el 5º, y muy bueno, el 6º. Destacó el picador Victoriano García. Saludó Raúl Adrada. Galdós hizo el paseíllo con un capote que perteneció a Juan Belmonte.
Francisco José Espada, de azul pavo y oro, estocada caída (saludos). En el cuarto, metisaca y estocada tendida y atravesada (saludos).
José Ruiz Muñoz, de verde botella y oro, pinchazo y estocada tendida y contraria (silencio). En el quinto, estocada (silencio).
Joaquín Galdós, de grosella y oro, estocada trasera y caída (vuelta al ruedo). En el sexto, pinchazo y estocada (una oreja tras aviso).
La novillada de Guadaira se dejó torear. Los novilleros pudieron expresar sus maneras. Las de Espada son las de un torero de formas clásicas al que le cuesta que el espectador entre en su labor. El sobrino nieto de Curro Romero volvió a recordar a su antepasado, allí arriba en la grada del 7, en algunos detalles, pero por desgracia evidenció pocos progresos del año pasado a la presente. El peruano formado en Málaga Joaquín Galdós se inscribe entre los nuevos toreros dignos de ser seguidos por su capacidad, temple y valor.
La novillada de Guadaira ofreció más posibilidades que lo que consiguieron los aspirantes. El jabonero que abrió plaza, aunque llevó la cara alta, embistió mucho a la muleta de Francisco José Espada. El de Fuenlabrada toreó, pero este diestro es muy de derechas. Cuatro tandas simplemente correctas con la diestra antes de probar la izquierda, pitón que resultó también potable. La faena fue fría y no llegó al tendido.
Mejoró con el cuarto. Se llevó el lote bueno. Los lances a la verónica del saludo fueron espléndidos, ganado terreno y moviendo los brazos con gracia y soltura. La faena volvió a ser un curso de derechazos, ahora con mejor expresión y mucha ligazón. Cuando se liga se triunfa. Espada estuvo bien y debería haber estado mejor. Se le esfumó toda posibilidad de trofeo con el estoque.
La tarde fue ingrata para José Ruiz Muñoz, que no solo sorteó el peor lote sino que anduvo con ciertas precauciones en sus dos novillos. El segundo fue descastado, se rebrincó mucho y repartió cabezazos en todo momento. El quinto prometía más pero dejó parte de su vida en la suerte de varas y llegó aplomado a la muleta. Ahora hubo voluntad, pero se podía haber entregado con mayor entusiasmo.
El peruano Joaquín Galdós demostró temple y capacidad. Intervino en quites variados y logró alguna verónica estimable. El tercero embistió de forma irregular, a veces con cierta clase y otras con un gazapeo molesto. Galdós compuso una faena con rasgos inteligentes. Alternó ambos pitones con una notable clarividencia. Los naturales del final, sin posibilidad de ligazón, fueron muy templados.
El sexto fue muy bueno y Galdós lo aprovechó para torear con muletazos largos y templados en una faena completa. Hubo pases con limpieza, muy buena expresión y colocación perfecta. Los circulares fueron la guinda de su labor. La oreja tras pinchar cayó con justicia. Otro peruano a la palestra.