Una oreja es el pobre balance de la novillada de Sevilal en la que cuatro astados del hierro de El Torreón fueron de calidad para haber hecho el toreo grande. Barberán anduvo bien con el mejor lote, mientras que Carrero y Calita no pudieron mostrar nada positivo.

El Torreón / Carrero, Barberán y Calita

Ganadería: seis utreros de El Torreón, propiedad de César Rincón, desiguales de presencia y de buen juego en conjunto. Los novillos primero y quinto, muy pobres de trapío. Segundo, tercero, cuarto y quinto, excelentes. Muy bravo, el tercero y con un pitón izquierdo de lujo, el quinto. Lo menos buenos, primero, manso y soso, y sexto, descastado y manso.

Pedro Carrero: cuatro pinchazos, metisaca, media baja y descabello (silencio tras aviso) y estocada perpendicular (silencio).
Salvador Barberán: media trasera, pinchazo y estocada trasera (palmas) y estocada caída (una oreja).
Calita: cuatro pinchazos y estocada (silencio tras aviso) y estocada tendida (silencio).

Plaza de la Real Maestranza, 18 de mayo de 2008. Dos tercios de plaza. Saludó en banderillas álvaro Guisasola.

Carlos Crivell.- Sevilla

El colombiano César Rincón es el actual propietario de la ganadería de El Torreón. Puede estar satisfecho de la novillada lidiada en la Maestranza, porque cuatro novillos derrocharon embestidas de lujo para que la terna pudiera bordar el toreo. En la parte positiva, la nobleza del segundo, la bravura del tercero, la casta del cuarto y el pitón izquierdo de dulce del quinto. Todo no fue bueno. Algunos novillos no dieron la talla en cuanto a presentación. Sin embargo, como pasó con el quinto, el trapío pasó a un segundo plano gracias a la movilidad y clase del astado. En la parte negativa, los novillos primero y sexto, dos animales que bajaron la nota de un encierro excelente.

Con este material, una solitaria oreja para el algecireño Salvador Barberán. Se llevó dos buenos novillos y podía haber triunfado a lo grande. Aún así, su paso por la Maestranza se ha saldado con nota alta.

La faena al segundo de la tarde fue de buen toreo en las tandas por el pitón diestro. El comienzo de la faena fue premonitorio. Se apreció la clase del novillo y las maneras clásicas de Barberán en unos doblones perfectos. El conjunto fue muy destacado, siempre con ese detalle que imprime este torero de una compostura tan bonita como peligrosa. Algunas veces, el toreo de porte y espejo desluce el conjunto. El final de la faena con uno de la firma alcanzó un nivel alto. En esta ocasión la espada se quedó con la oreja.

Se la llevó en el quinto, que por el lado izquierdo embistió con dulzura y templanza. El de Algeciras brilló en el toreo al natural en varias tandas bellísimas. Arrastró la muleta por el albero en tandas ligadas y de nuevo con porte de torero de buen arte, ahora con mayor acoplamiento por la tremenda fuerza de los naturales. Un afarolado ligado con el de pecho, ya al final, fueron enormes de plasticidad. Se pidieron las dos orejas, pero el premio de un trofeo es suficiente. Para cortar dos orejas debió torear bien con el capote sobró un desarme y la estocada cayó desprendida. Barberán ha dejado una buena huella en su paso por Sevilla, aunque nunca debió dar dos vueltas en el toro del triunfo. La Maestranza es una plaza muy seria.

El primero de la terna, Pedro Carrero, capeó el temporal de un primer novillo mansito y soso. Lo intentó sin poder enjaretar una faena ligada. Con el cuarto se le escapó un buen triunfo. El novillo tenía casta sobrada. Tras una buena tanda de naturales llegó un desarme, cesó la música y la faena y el novillo bajaron el diapasón. Ya nada fue lo mismo, alargó su labor buscando de nuevo el ritmo de los pases, pero no se acopló en tandas con algunos enganchones. Fue una lástima; el novillo tenía motor para otra labor.

Tampoco fue una tarde afortunada para el debutante Calita. En el tercero, muy bravo en el caballo, Calita acusó los nervios del compromiso. Se le vio tenso y le costó mucho poder ligar los muletazos. Por el lado diestro no llegó a estar tranquilo con un novillo que se acostó en ocasiones. Además, solpó el viento en su contra. En definitiva, que por una cosa u otra, la casa sin barrer.

El sexto fue un novillo poco agradecido. Manseó al final y se tragó los pases sin poner ninguna emoción en el trance. Ahora que el mexicano estaba más sereno, el novillo le falló. Toreó mucho junto a las tablas en tandas más voluntariosas que brillantes.

Cuatro novillos buenos salieron, aunque primero y sexto bajaron de nota, algo que no ayudó al conjunto. Una sola oreja, mitad por culpa de la espada y mitad por la falta de oficio de la terna. Buena tarde de Barberán, favorecido con el mejor lote, pero que le sirve para relanzar su carrera novilleril.