Antonio Grande, con el capote. Foto: Álvaro Pastor Torres

Carlos Crivell.- Ni el hábito hace al monje ni el nombre al torero. Dos novilleros hicieron el paseíllo en Sevilla con nombres peculiares: Kevin y El Rafi. El tercero se llamaba Antonio, que sí es nombre de torero, como el del ganadero: Espartaco. La novillada que mandó, bien presentada, acusó pocas fuerzas y estuvo justa de raza. Fue una novillada muy larga, casi tres horas, con dos novillos devueltos, lidias premiosas y faenas sin final.

Espartaco cumplió en la presentación de la novillada, pero al conjunto no le sobraron ni las fuerzas ni la casta. El sobrero de Rufino, basto de hechuras, fue bruto dentro de su mayor movilidad.

El salmantino Antonio Grande demostró maneras y ganas. Se lució en los lances a la verónica, en el galleo por gaoneras y en las chicuelinas. De la terna de este festejo, Grande es el único que maneja el capote con soltura, a veces incluso con buen gusto. El primero de su lote esperó mucho antes de embestir. Grande templó en una faena de compás abierto de forma exagerada, todo muy espatarrado, pero con el detalle del temple. Su faena, larga como es la moda, acabó con buenos ayudados por alto. Se pidió la oreja con alegría y el palco la negó.

Grande fue un novillero ambicioso y buscó el triunfo en el quinto, un sobrero de Dolores Rufino que salió por uno que se partió la mano del hierro anunciado. Sin música, fue robando uno a uno los naturales, citando muy cerca del de Rufino, para demostrar que su concepto es bueno y que no quería dejarse nada en el tintero. Hubo muchos enganchones, pero la gente no se lo tuvo en cuenta. Lo mató de una buena estocada y la oreja premió el conjunto de su tarde sevillana.

Kevin lidió un en primer lugar un sobrero con clase y sin fuerzas, que además quedó quebrantado por una costalada. La faena fue larga y voluntariosa. Algún natural largo tuvo calidad, pero el conjunto no pasó el corte. El cuarto, un novillo más fuerte, se paró y casi se muere en la muleta de un chaval que trató de exprimir sus pocas embestidas en una faena de insistencia. Kevin se jugaba mucho y no encontró material adecuado.

El francés de Nimes El Rafi no pasó de voluntarioso con el tercero. El animal le tropezó mucho el engaño y la faena fue de mínimo contenido. Cambió con el sexto. El de Espartaco embistió bien diez o doce veces por el lado izquierdo. Es cierto que El Rafi lo ayudó ligando con los vuelos. Cuatro tantas buenas, luego cierto barullo y la faena se fue viniendo a menos. Aprovechó el final del festejo para darse una vuelta al ruedo.

Se guardó un minuto de silencio en memoria de Fernando Domecq. El puntillero Juan García acertó con un cachetazo para derribar al quinto, que se había partido una mano de salida. Total, tres horas en la plaza. Quedaron las ganas de novillero del salmantino llamado Grande. De nombre, Antonio.

Plaza de toros de Sevilla, 26 de mayo de 2019. Novillada de abono. Menos de media plaza. Cinco novillos de Espartaco – el primero como 1º bis –y uno, 5º bis, de Dolores Rufino, por uno del hierro titular que se partió una mano. El 1º bis tuvo clase sin fuerzas; el 2º, tardo y noble; se defendió el 3º; parado y soso, el 4º; bruto, el 5º bis de Dolores Rufino, y noble y humillador el 6º. Minuto de silencio por Fernando Domecq
Kevin de Luis, de rioja y oro. Pinchazo y estocada tendida (silencio tras aviso). En el cuarto, pinchazo y estocada (silencio).
Antonio Grande, de blanco y oro. Media estocada tendida (vuelta al ruedo). En el quinto, estocada (una oreja).
El Rafi, de gris plomo y oro. Estocada corta contraria (silencio). El sexto, estocada (vuelta al ruedo)