Novillada de abono en Sevilla con un lote de Guardiola variado con dos novillos potables, cuarto y sexto, que no fueron aprovechados por Saldívar y Duffau. Destacaron la ganas de Manuel Fernández, que estuvo como debe estar un novillero en su presentación en Sevilla.

Herederos de Salvador Guardiola / Arturo Saldívar, Manuel Fernández y Thomas Duffau

Seis novillos de los Herederos de Salvador Guardiola, el cuarto lidiado como sobrero, de aceptable presentación y juego variado. Cumplieron con los motados pero se apagaron al final, sobre todo el quinto. Mejores, cuarto y sexto.

Arturo Saldívar, de turquesa y oro, estocada trasera (saludos). Estocada honda (silencio).
Manuel Fernández, azul pavo y oro, estocada caída y descabello (saludos). Cinco pinchazos y estocada caída (silencio).
Thomas Duffau, de tabaco y oro, estocada trasera (silencio). Media estocada (silencio).

Plaza de la Real Maestranza. Media plaza. Saludaron en banderillas Curro Robles, Rafael Lisita y Luis Leal. Destacaron a caballo Pedro Iturralde y Pimpi. Enorme quite de peligro de Jesús Robledo Tito en el sexto. Los tres novilleros debutaban en Sevilla.

Carlos Crivell.- Sevilla

La novillada de Guardiola no fue ni buena ni mala. En el lote presentado hubo algunos que permitieron a sus espadas la posibilidad de mostrar sus condiciones. En general, a los novillos les faltó algo de clase y más movilidad en el último tercio. Aún así, si el balance de los tres debutantes es pobre, que no se les ocurra culpar a los novillos. Si así lo hicieran, se estarían colocando una venda par ocultar la realidad.

La realidad es que un novillero tiene que mostrar mayor disposición en su presentación en Sevilla. Seguro que alguien les había dicho, sobre todo al mejicano Saldívar y al francés Duffau, que debían hacer las cosas bien, con tranquilidad, sin ninguna prisa, pero lo que hicieron fue estar muy compuestos para no torear a sus astados. Ambos, Saldívar y Duffau, tuvieron enfrente novillos para lucirse.

El mejicano Arturo Saldívar le dio pases por fuera, sin ningún ajuste, al primero. El novillo era soso, probablemente contagiado de su lidiador. Con el sobrero cuarto no se entendió. El de Guardiola le enganchó la muleta con la diestra y con la zurda. Saldívar torea con la suerte descargada, dejando atrasada la pierna de salida, y eso, aunque lo hagan las figuras, en uno que empieza es señal de ventajismo.

El francés Duffau tropezó con un novillo rajado en primero lugar. El animal quedó lastimado en una costalada de salida y se fue de la muleta del francés. El problema llegó en el sexto. Lo lidiaron de forma pésima, recibió capotazos de todo tipo por todos los lados, y todavía metió bien la cara el de Guardiola, sobre todo por el lado izquierdo. Duffau no fue capaz de aprovecharlo. No se quedó para ligar ni el temple fue su gran virtud. Si se añade un componente estético dudoso, se llega a la conclusión de que su presentación en Sevilla no ha dejado ninguna huella.

El único de la terna de mostró cosas de novillero fue Manuel Fernández. Los lances del saludo al segundo fueron buenos. El utrero era pegajoso y Fernández dejó entrever una buena zurda en muletazos de largo recorrido y corte muy estimable. Se llevó una voltereta en su afán de intentar quedarse colocado para torear. Con el parado quinto estuvo como tiene estar un chaval de debuta en la Maestranza. Si el de Guardiola era un marmolillo, Fernández le echó casta y arrestos para robar algunos pases. Lo malo fue que la espada le jugó una mala pasada y le costó un mundo liquidarlo.

Por tanto, dos novilleros con el freno echado y uno, el nazareno Fernández, que quiso buscar los resortes para dejar algún eco de su paso por la plaza sevillana. La novillada fue cansina, aunque estuvo animada por dos buenos picadores, Iturralde y Pimpi, que torearon a caballo. Y un banderillero, Jesús Robledo “Tito”, le hizo un enorme quite de peligro. Son detalles de una tarde de poco contenido en la Maestranza

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