La corrida de rejones anunciada en Sevilla, 8ª del abono, fue suspendida a la hora prevista para su comienzo. Estaban enchiquerados seis toros de San Mateo y San Pelayo para los rejoneadores Hermoso de Mendoza, Diego Ventura y Leonardo Hernández.

A las seis de la tarde los operarios de la plaza comenzaron a retirar los plásticos que protegían el albero. La plaza fue ocupándose casi en su totalidad. A las seis y cuarto se produjo la primera reunión en la capilla de la plaza, en la que estaban presentes los tres rejoneadores, el presidente de la corrida, Fernando Fernández Figueroa, así como los representantes de la empresa.

Los operarios finalizaron la tarea de retirar totalmente la protección cerca de las seis y media. En ese momento aparecieron en el ruedo los rejoneadores, las cuadrillas, los apoderados y el presidente. El aspecto del ruedo era bueno, aunque en ese momento llovía ligeramente.

En una nueva reunión se tomó la decisión. La corrida quedaba suspendida por el mal estado del ruedo. Los rejoneadores abandonaron la plaza inmediatamente. El público, que había comprobado la retirada de los plásticos, tenía la impresión de que el espectáculo estaba a punto de comenzar. Incluso en esos momentos la lluvia era de escasa intensidad.

Tres detalles confirmaron la suspensión. De un lado, la salida del operario con la clásica pizarra donde se comunicaba la noticia. En la plaza existe una megafonía en perfecto estado que no se ha utilizado hasta el momento. Al poco, los clarineros tocaron como señal de suspensión. También los operarios que habían retirado la protección volvían sobre sus pasos para colocarla de nuevo sobre el ruedo.

En la plaza hubo una reacción de sorpresa y un escaso grupo de espectadores tiraron al ruedo almohadillas en señal de protesta. Al poco, en las taquillas de la plaza se formaron largas colas con quienes querían la devolución del dinero de forma inmediata.

Diego Ventura y Leonardo Hernández fueron tajantes desde el principio. En palabras de Ventura, «el ruedo parece que está bien, pero en cuanto se lidie un toro se pondrá imposible y peligroso. Vengo a por todas, Sevilla es mi plaza y no se trata de salir a matar la corrida de cualquier forma, porque vengo a triunfar y en estas condiciones es muy difícil».

Más prudente, aunque también partidario de la suspensión se mostró Leonardo Hernández, «porque el ruedo no va a soportar la lidia y así no se pueden lucir los caballos, así que si se puede dar otro día es mejor».

Hermoso de Mendoza, que no mantiene una buena relación con Ventura, apenas mostró su parecer, aunque finalmente se unió a sus compañeros en la decisión final de suspender. Dijo el rejoneador navarro que «por mi parte no hay problemas en torear otro día, pero eso ya es un problema de la empresa».

El presidente del festejo también dio su opinión. «La decisión la han tomado los toreros, que han consensuado que no se podía dar porque el piso ahora está bien porque ha tenido la lona, pero si sigue lloviendo, no se sabe cómo acabaría. La decisión de la terna me parece razonable. Sólo me queda aceptar lo que han decidido. Lo que les he dicho es que si salía el primer toro se lidiaba la corrida completa».

Decidida la suspensión, quedaba conocer si se aplazaba para otra fecha. Se barajó la posibilidad del jueves o el sábado por la mañana, en palabras de los propios rejoneadores. Todas las dudas las despejó Eduardo Canorea. Dijo el empresario, «está suspendida, quiere decir que esta corrida no se dará en la vida».

Había coincidencia generalizada en que si hubiera sido un festejo ordinario, seguro que se habría celebrado. Al ser un festejo de rejones cambian las circunstancias. Más tarde, la lluvia cayó de forma persistente sobre Sevilla.