Tomás Campos realizó lo único destacado en la novillada de abono de Sevilla. Reses desiguales del Conde de la Maza con unencastado tercero y bravo el sexto. Ni Miguel Ángel Moreno ni Roberto Blanco mostraron los motivos de su inclusión en este cartel.

Plaza de toros de Sevilla. Novillada de abono. Menos de media plaza. Seis novillos del Conde de la Maza, bien presentados y de juego desigual. Encastado, el 3ª: bravo, el 6ª. El resto, mansurrones y complicados. Saludaron en banderillas Antonio López y Fernando Sánchez en el cuarto y José Manuel Montoliú y Manolo Izquierdo en el sexto.

Miguel Ángel Moreno, de azul pavo y oro, siete pinchazos y descabello (silencio tras aviso). En el cuarto, estocada (silencio).
Roberto Blanco, de verde botella y oro, estocada tendida (silencio). En el quinto, estocada trasera (silencio).
Tomás Campos, de pizarra y oro, media estocada y descabello (vuelta tras aviso). En el sexto, pinchazo hondo y descabello (vuelta al ruedo).

Carlos Crivell.- Sevilla Foto: Álvaro Pastor Torres

El novillero con mayor disposición, valor y clase fue Tomás Campos. En su lote cayeron los dos novillos que parecieron mejores en el último tercio. No se sabe nunca si es casualidad o es que las reses mejoran cuando delante se pone un torero de verdad. Y Tomás Campos, extremeño, fue un torero de verdad toda la tarde, salvo en la suerte suprema, donde perdió una oreja en cada novillo.

La novillada del Conde de la Maza fue variada. El tercero se movió mucho ante ala muleta de Campos. El novillero bajó la muleta, corrió la mano, se quedó quieto y la dejó colocada para ligar los pases. Así de fácil y así de difícil. Comenzó por alto, siguió con la derecha y se llevó una voltereta de impresión. Se la puso de nuevo con la izquierda en un detalle de valor. La tanda final sobre la derecha fue muy ligada. El colofón fueron las manoletinas. Se precipitó al matar y la media no fue suficiente.

Con el sexto, bravo y muy castigado en el caballo, volvió a dejar claro que tiene buen concepto y valor. Este novillo se paró más y Campos aguantó algunos parones sin inmutarse. Fue una faena meritoria que acabó en tablas tras una bernadinas con pases ligados de mucho riesgo. Otra vez pinchó y perdió el trofeo.

Campos fue la única nota positiva de este festejo. Se pudo comprobar un novillero de valor y concepto.

La novillada no dio mucho más. El primer espada, Miguel Ángel Moreno, pasó de puntillas. Es verdad que en sus manos los novillos parecieron difíciles, pero tampoco se vislumbró que el murciano estuviera sobrado de decisión y ganas de triunfo en ninguno de sus oponentes. Se mostró precavido en ambos y pasó un mal rato para liquidar al primero, que no se fue al corral por la benevolencia del palco.

Roberto Blanco dejó algunos detalles con el capote, sobre todo en el saludo al quinto. El primero de su lote necesitaba que se le provocara mucho, ahora dicen que son reses a las que hay que atacarles, pero apenas lo hizo el joven de Valladolid. Se justificó con el quinto, novillo que embistió con la cara alta, en una faena tesonera, larga y aburrida. En ambos mató con presteza si bien ambas estocadas cayeron muy tendidas.

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