MA_Silva_Sevilla

Miguel Ángel Silva torea con la derecha al quinto (Foto: Álvaro Pastor Torres)

Carlos Crivell.- Novillada muy larga, premiosa y con un solo acto brillante, el quinto, con un buen novillero y un novillero con mayor lucidez y capacidad torera. El resto, novillos malos, una lidia infame y dos aspirantes muy verdes para estos trances.

Plaza de Real Maestranza de Sevilla. 14 de junio de 2015. Menos de media plaza. Seis novillos del Conde de la Maza, segundo y cuarto lidiados como sobreros, bien presentados, mansos, flojos, y complicados, salvo el quinto, con más nobleza. Saludaron en las banderillas del quinto  Juan Navazo y David Peinado. Lidió con acierto Jesús Aguado. El novillero Borja Álvarez fue asistido de contusión en el gemelo izquierdo. El banderillero Manuel García Seco, de contusión y contractura muscular en cintura escapular izquierda.
Borja Álvarez, de sangre de toro y oro, estocada tendida y siete descabellos (silencio tras dos avisos). En el cuarto, estocada tendida (silencio).
Miguel Ángel Silva, de verde botella y oro, estocada que asoma y estocada atravesada (saludos). En el quinto, estocada atravesada (una oreja).
Alejandro Conquero, de blanco y plata, dos pinchazos, estocada atravesada y tres descabellos (silencio). En el sexto, tres pinchazos y tres descabellos (silencio tras aviso).

La novillada fue un suplicio para una terna poco experta. La novillada del Conde fue un plato indigesto que necesitaba una lidia acertada para limar sus asperezas. El festejo se alargó porque fue premioso; es lo que pasa con los mansos, con dos novillos devueltos por su manifiesta invalidez y unas cuadrillas muy precavidas ante la exigencia de los animales. Todo contribuyó de forma lapidaria para romper las esperanzas, ya de la terna debutante, ya del público hastiado.

Los del Conde la Maza, bien presentados, fueron fieles a su encaste Núñez de salida. Fueron abantos y corretearon el ruedo maestrante con ligereza, algunos tuvieron pocas fuerzas, pero al final no tuvieron la calidad precisa para que unos aspirantes muy verdes pudieran mostrar sus cualidades. Se salvó el quinto, único utrero que se desplazó con clase y largura. Para colmo fue muy mal lidiada. Total, una novillada difícil con la excepción del citado quinto.

El más favorecido de la tarde fue el extremeño Miguel Ángel Silva, que al menos intentó asentar las zapatillas con el segundo bis, novillo muy manso, al que pudo robar algunos muletazos de mayor intención y firmeza que estética. Se fajó con ganas Silva en una labor que logró la atención del tendido. Solo su carrera sin rumbo cuando fue desarmado al matar dejó su imagen algo desairada.

El quinto fue el novillo de mayor calidad en la muleta. Silva confirmó lo apuntado en una faena sobra ambas manos con fases templadas en las que llevó con mando al burel. Una faena recibida con alegría por la plaza. Algunos derechazos finales, con el chaval ya confiado, fueron de trazo largo y expresión muy agraciada. No pudo ligar los muletazos y podía haber estado más rotundo, pero salvó su presentación sevillana. Aunque la estocada cayó atravesada paseó una oreja.

El alicantino Borja Álvarez se atascó con el primero, un novillo noble y soso aunque de mínima clase, al que le pudo torear en tandas voluntariosas. Lo había recibido con una larga a portagayola. Alargó la faena y se puso pesado con el descabello. El palco le perdonó los tres avisos.

El cuarto fue lidiado como sobrero. Se protestó porque parecía lastimado y se derrumbó sobre el albero varias veces. El novillo fue malo sin paliativos y el de Alicante muleteó sin brillantez.

Cerró terna el onubense Alejandro Conquero, que anda muy verde para trances tan exigentes. Se hincó de rodillas en dos largas en el tercio para saludar al tercero. El novillo fue muy malo. Se revolvía sobre las manos y se necesitaba mucha exposición, temple y mando para mejorar su condición. Conquero hizo lo que pudo.

El sexto se paró mucho. Al de Huelva apenas le quedó la opción de intentarlo con la izquierda, mostrar un buen concepto, pero tropezó con un animal parado y de mármol. El esfuerzo final de las manoletinas de rodillas no eran lo más apropiado. Así acabó un festejo muy largo donde se salvaron un novillo y un novillero.

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