Serna_Sevilla8_aguaCarlos Crivell.– La novillada comenzó 35 minutos más tarde. La lona se atascó y no podía salir de la plaza. Las previsiones eran pésimas, la seguridad de lluvia era del 100%, sin embargo comenzó el festejo. En estos casos nadie piensa en los espectadores. Al final, una oreja para Rafael Serna por dos tandas de naturales buenos, lluvia a mares en distintos momentos de la lidia. el número del sexto en el ruedo sin que nadie tomara la decisión de estoquearlo, en fin que la gente estuvo tres horas y media en la plaza con viento, lluvia y poco toreo.

Plaza de toros de Sevilla, 8 de mayo de 2006. Menos de media plaza. Cinco novillos de Albarreal y uno -sexto bis- de Cayetano Muñoz. Los de Albarreal, muy justos de presencia y raza. Mejores, tercero y cuarto. El de Muñoz, parado. Saludaron en banderillas Christopher Foucart y Pérez Valcarce. El festejo comenzó 35 minutos más tardes. El sexto devuelto estuvo 25 minutos en la plaza.

Varea, de canela y azabache. Estocada tendida (saludos). En el cuarto, estocada (saludos).

Curro Durán, de rioja y oro. Estocada corta (saludos). En el quinto, metisaca, cuatro pinchazos y tres descabellos (silencio tras aviso).

Rafael Serna, de azul y oro. Estocada trasera (una oreja). En el sexto, dos pinchazos, estocada que asoma y estocada (silencio tras aviso).

La nube negra que cubría la plaza de toros de Sevilla cerca de las nueve de la noche descargó una manta de agua impresionante. Estaba Rafael Serna delante del tercero con la muleta en la izquierda dibujando naturales plenos de empaque. El torero sintió el fresco alivio de la lluvia. Las muñecas y la cintura se acompasaron en tandas al natural, con la figura erguida, plenas de buen gusto, muy elegantes, que despertaron al público.

No pudo Serna ligar los muletazos. El novillo de Albarreal fue noble, pero no repitió casi nunca. La faena había comenzado sobre la derecha, pitón menos potable, ya parecía que no habría faena, cuando apareció la lluvia y el toreo al natural del sevillano. Lo mató de una estocada. La plaza estaba cubierta de paraguas, los pañuelos se adivinaban por debajo y llegó la oreja a sus manos.

El naufragio total llegó en el sexto. Con el ruedo inundado, salió un novillo parado. Se comprobó que estaba lesionado y fue devuelto. El animal no podía moverse y hasta que Serna lo mató pasaron veinte minutos. El público estaba desesperado cuando pasaban las diez de la noche. El despropósito de la tarde llegó a su punto culminante. El festejo debió suspenderse antes del comienzo o al morir el tercero. El sobrero sexto se frenó en la muleta de Serna que logró pases sueltos de buena calidad.

En el comienzo, la novillada de Albareal había soltados dos reses de mínimo trapío. El espigado Varea, en puertas de la alternativa, no dijo nada con el que abrió plaza. Ante un animal vulgar, justo de todo, Varea muleteó de manera discreta, la mayoría de las veces desplazando mucho las embestidas.

Tampoco Curro Durán logró nada positivo con el primer novillo de su lote. Se fue a portagayola en señal de ambición, pero resultó desarmado. La faena de muleta no tuvo un argumento definido, El novillo no tenía clase; Durán le dio muchos pases con la derecha. No pasó nada.

Pasada la lluvia, drenada la plaza de forma casi milagrosa, Varea se enfrentó al cuarto, un novillo muy noble sin fuerzas. Ahora dejó entrever que sabe torear, pero el novillo no tenía alma y todo quedó en un proyecto sin final. Abusó del toreo hacia fuera, se lo pasó muy lejos y así es imposible que llegue la emoción.

El quinto cogió en el tercio de varas a Curro Durán. Estuvo colgado de los pitones unos segundos, aunque el mismo capote se metió como escudo y todo quedó en el susto. Durán de Utrera se fue al centro para plantearle batalla a un novillo brusco, que siempre remató al final a las nubes. En cada arrancada el novillo anunciaba más su peligro. Toda una papeleta. El chaval le echó arrestos. A esas horas de nuevo arreció la lluvia, el viento llegó frío y la tarde se hizo pesada.

Nadie esperaba el número final del sexto. Cerca de cuatro horas en la plaza, frío, lluvia, malos novillos y poco toreo. Naufragio total.

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