El toro Tahonero, indultado en Utrera. Foto: Álvaro Pastor Torres

Carlos Crivell.– Los toros de Miura volvieron a la tierra donde se asentaron en su origen, Utrera, y lo hicieron con ese marchamo de toro personal que tienen los que pastan en Zahariche. Para una ocasión tan especial, una corrida bien presentada, hermosa y encastada. La casta, presente; otra cosa es la posibilidad de realizar el toreo que estos tiempos exigen de temple y ligazón. El excepcional quinto, de nombre Tahonero, fue indultado, hito histórico porque es el primero de esta divisa que logra tan honor. Fue un indulto contra el Reglamento, cierto, pero fue un toro digno de padrear en la ganadería.

Manuel Escribano reapareció en Utrera después de la cornada de Madrid. Nadie podía sospechar que hace 20 días un toro le atravesó el muslo. Recibió al segundo con una larga y lances a le verónica. Puso banderillas en sus dos toros con un nuevo despliegue de facultades, sobre todo en el quinto. El primero de su lote fue imposible. Alargó el cuello siempre a mitad de los pases. Le dio distancias para aprovechar sus viajes, pero ni entonces fue largo el de Miura.

Foto: Álvaro Pastor Torres

El quinto fue un toro bravo en dos puyazos. Ahora, el tercio de banderillas resultó completo. El de Miura fue bueno y Escribano lo lució en la distancia con la derecha, por donde los muletazos de mano baja fueron espléndidos. El buen toro, encastado, también embistió a la poderosa muleta del torero de Gerena por la izquierda. Ante un toro excepcional, Escribano bajó la mano y ligó pases de gran clase. Se pidió el indulto que fue concedido. Lo que ocurre es que esta plaza no está preparada para indultos y los esfuerzos para meter al toro en los corrales se dilataron en exceso. Después de 45 minutos de maniobras variadas, se logró meterlo en los corrales tras echarle un lazo. Escribano ha indultado el primer miura de la historia.

Octavio Chacón está curtido en estos compromisos. Muy habilidoso siempre con el capote, se amoldó a las condiciones de sus dos reses. Si el primero tenía un buen pitón derecho, por ese lado le dio fiesta. Y si se quedaba corto, Octavio se las apañó para robar pases con enorme solvencia. Con la espada se mostró seguro.

El cuarto era un toro con problemas, de los que no salen de la muleta y buscan el bulto. Ahí apareció el oficio de un torero curtido en mil batallas para sacar pases o bien para torear sobre las piernas en un modelo muy bello y que recordó estampas antiguas. Lo mató con habilidad.

Pepe Moral hizo un esfuerzo con el tercero, que solo tuvo recorrido por la izquierda. Por ese pitón pudo conseguir algunos muletazos de buen corte dentro de una labor que resultó muy desigual. Con la espada no estuvo afortunado.

El torero palaciego se lució con el capote en el sexto, que pisó el ruedo pasadas las diez y media de la noche. El de Miura exhibió nobleza, solo que llevó la cara alta. De mitad de faena en adelante se frenó. Moral hizo el esfuerzo pero dejó claro su delicado momento anímico.

Plaza de toros de Utrera, 22 de junio de 2019. Media plaza. Seis toros de Miura, bien presentados, bravos, encastados pero de juego variado. Bueno por la derecha el 1ª; complicados 2º y 4º; manejable por la izquierda, el 3º; extraordinario, el 5º por bravo y encastado, de nombre Tahonero, nº 42, negro, de 570 kilos, fue indultado; bravo y manejable, aunque a menos, el 6º.
Octavio Chacón, de rosa y oro. Estocada corta (una oreja). En el cuarto, estocada caída (una oreja).
Manuel Escribano, de grana y oro. Media estocada y descabello (ovación). En el quinto, dos orejas y rabo simbólicos.
Pepe Moral, de rioja y oro. Cuatro pinchazos, estocada baja y cinco descabellos (silencio tras aviso). En el sexto, tres pinchazos y estocada tendida (silencio).
Chacón y Escribano salieron a hombros.

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