Corrida plana en Utrera sin toros y sin toreros. El mal estilo de la de Fuente Ymbro despertó recelos en los espadas, que cortaron orejas sin faenas de mérito.

Plaza de toros de Utrera. Corrida de Feria. Media plaza. Seis toros de Fuente Ymbro, correctos de presencia, justos de raza, sin clase y complicados en general. Salieron a hombros Padilla y Luque.

Juan José Padilla, de rioja y oro, silencio y dos orejas.
El Cid, grana y azabache, silencio y una oreja.
Daniel Luque, azul marino y oro, una oreja y una oreja.

Carlos Crivell.- Utrera

Foto: Álvaro Pastor Torres

Lo positivo fue que hubo toros en Utrera. También que entraron los menores sin problemas. Lo malo fue que asistió poca gente, tampoco el alcalde, y que la corrida fue mala de solemnidad.

Se esperaba con interés comprobar el juego de los toros de Fuente Ymbro. En apariencia, sanos y sin problemas. La grasa en el hígado no se quita así de golpe. Estos de Utrera no perecían tener ninguna enfermedad física. La enfermedad la tenían en su estilo a la hora de embestir, en sus oleadas por alto, en la forma de recortar los viajes, en fin, que fue una corrida mala que provocó que la terna se pusiera a la defensiva.

Se cortaron cinco orejas, pero ninguna tuvo consistencia. Eso de los trofeos debería desaparecer. La gente pide orejas como no pide justicia. Los ganaderos piden orejas, algo increíble, pero es que cinco orejas tapan muchas carencias.

Padilla brilló en banderillas. No pudo lucirse ante el primero, de medio recorrido, imposible por la izquierda y con el que falló con la espada. Con el cuarto se puso de manifiesto la comunicación que tiene el jerezano con las masas. El toro tuvo más movilidad, pero derrotó arriba con mal estilo, sobre todo por el izquierdo, de forma que además de dos tandas con la derecha entonadas, se vio obligado a dar molinetes, manoletinas, a escuchar un cante del tendido, en fin, que la gente estaba pletórica y le regaló dos orejas tras una estocada fulminante.

El Cid tropezó con un oro muy difícil por mirón en primer lugar. Solo le pudo dar derechazos sueltos. Con el quinto pudo relajarse algo más sobre la derecha en tres tandas en las que el toro fue cada vez más complicado. Con la izquierda acabó desbordado. La estocada de efectos rápidos le permitió pasear una oreja.

Daniel Luque ofreció su mejor versión con el capote, tanto en el saludo al tercero por verónicas como en las chicuelinas del quite. La faena al tercero, toro que acabó buscando al torero, fue desigual, voluntariosa y mejor en los adornos que en lo fundamental. Mató bien. Remató con una faena fácil y superficial al sexto, toro que acabó rajado, para llevarse una oreja sin valor tras matar mal.

La corrida no deja nada para el recuerdo. Padilla sigue con su idilio con el público; El Cid anduvo traspapelado, y Luque toreó bien de capa. Fuente Ymbro, sano, pero en pésimo momento.
 

A %d blogueros les gusta esto: