Fotos: Álvaro Pastor Torres

Carlos Crivell.- Competencia torista sobre el ruedo del coso de La Mulata y un claro triunfador: Miura. Algo está cambiando en la divisa de Zahariche, al menos así parece cuando se contempla el juego de toros como el tercero de la tarde utrerana, de nombre Abejero, que embistió bravo, humillado y largo. Si le ponen el hierro de cualquiera de las ganaderías de moda que lidian las figuras, nadie se hubiera percatado que era un toro de Miura.

Ese tercero fue el cenit de la corrida. Se fue de largo al caballo en dos puyazos de categoría de Francisco Romero. Su matador, Pepe Moral, no acabó de estar a gusto sobre la derecha, pero pronto encontró el filón maravilloso del pitón izquierdo para torear con ritmo y cadencia. Al final, también metió la cara por el lado derecho. Una máquina de embestir bien. Tras una estocada corta, Pepe Moral paseó dos orejas pedidas con extrema generosidad por la parroquia.

Esa parroquia se había congregado en la plaza para ver toros y toreros. Y fue una tarde para disfrutar. Es cierto que la amabilidad fue excesiva a la hora de pedir orejas, pero lo trascendente fue que hubo toros en el sentido más amplio y de la palabra y hubo toreros.

El segundo fue otro gran toro, aunque esta vez solo por el pitón izquierdo. Manuel Escribano dictó un curso de honradez torera no exenta de momento de calidad. Se hincó de rodillas en las largas del saludo, templó la verónica, dejó ver la bravura del toro en los puyazos de Juan Francisco Peña y se lució en banderillas. Dicho queda que fue un toro de izquierdas, pitón por el que Escribano muleteó con una mezcla de calidad, por temple y colocación, y mucho oficio. Fue una faena de mérito que culminó de una estocada que se fue a los bajos, motivo que no importó a la hora de pedir los trofeos.

La oveja negra de la terna de Miura fue el precioso salinero que abrió plaza. Fue tan insustancial como flojo. Rafaelillo sorteó derrotes defensivos sin mayores posibilidades.

En el turno de Adolfo Martín, el cuarto fue un toro que no ayudó nada a Rafaelillo. Fue de esos toros que se frenan a la mitad del muletazo sin que se les pueda torear a gusto. Rafaelillo echó mano de oficio para justificarse. Le dieron una oreja de consolación, lo que significa mucho en Utrera.

El Adolfo de Escribano que hizo quinto tenía pocos pases; o más bien ninguno. Escribano, que se lució otra vez con los palos, lo exprimió sin lucimiento. Con la espada anduvo a la deriva.

El sexto no pudo salvar el honor de la ganadería, aunque fue mejor que sus hermanos. Eran de noche en la Campiña cuando se levantó una ventolera que impidió que Pepe Moral anduviera confiado. A cambio, le echó arrestos para lograr algunos pases sueltos. En un descuido fue atropellado y al levantarse llevaba clavada la espada en su pierna izquierda. El propio torero se la retiró, parecía que no tenía nada, pero su dolor era ostensible. Lo mató son soltura y paseó como pudo una oreja. Los exámenes dictaminarán si hay lesiones mayores.

Ganó Miura con holgura. Escribano dejó constancia de su absoluta honradez torera y Pepe Moral anduvo a buen nivel con el soberbio tercero. Rafaelillo, con un lote imposible, resolvió de la mejor manera posible.

Plaza de toros de Utrera. 5 de septiembre de 2021. Casi lleno en la entrara permitida. Tres toros de Miura -1º, 2º y 3º, y tres de Adolfo Martín, 4º, 5º y 6º. Correctos de presentación. Bravos el 2º y 3º de Miura, que tuvieron clase por el pitón izquierdo. Al 3º, de nombre Abejero, se le dio la vuelta al ruedo. Los de Adolfo Martín, muy problemáticos, sin entrega ni calidad.
Saludaron en banderillas Lipi y Antonio Chacón.
Rafaelillo, de azul pavo y oro. Estocada que asoma y descabello. (Silencio). En el cuarto, pinchazo, estocada y descabello. (Una oreja).
Manuel Escribano, de nazareno y azabache. Estocada baja (Dos orejas). En el quinto, dos pinchazos y cinco descabellos (saludos tras aviso).
Pepe Moral, de negro y plata. Estocada corta (Dos orejas). En el sexto, media estocada (Una oreja).

A %d blogueros les gusta esto: