Corrida de ocho toros en Zafra y un torero sobresaliente, Miguel Ángel Perera, que se mostró en perfecto estado de forma. Bien, El Juli. Detalles grandes de arte de Morante y talavante desdibujado con una buena corrida de Garcigrande.

Plaza de toros de Zafra. Lleno. Corrida de Feria. Seis toros de Garcigrande, uno de Zalduendo – segundo -, y uno de Domingo Hernández – cuarto -, desiguales de presencia y de juego variado. Los mejores, sexto, premiado con la vuelta al ruedo, y séptimo. Saludó en banderillas Luis García “Niño de Leganés”. El Juli y Perera salieron a hombros.

Morante de la Puebla, caña y azabache, saludos y saludos tras aviso.
El Juli, nazareno y azabache, una oreja y dos orejas.
Miguel Ángel Perera, verde y oro, una oreja y dos orejas.
Alejandro Talavante, negro y plata, silencio y palmas
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Carlos Crivell.- Zafra

Fue una corrida de ocho toros que no pesó al aficionado, lo que ya es raro. Y no pesó porque fue una corrida con argumentos. El Juli y, muy especialmente, Perera rayaron a un nivel muy alto, como si estuvieran comenzando la temporada. A Talavante se le nota que está deseando finalizar el año. Antiguamente se decía que parece que está “atorado”. Y Morante volvió a poner el sello de la calidad. El de La Puebla despedía su temporada y también a su apoderado Curro Vázquez. Le brindó el toro quinto, último de este año en plazas españolas. Fue un brindis como agradecimiento a los servicios prestados. Fue un brindis agridulce.

De los toros de Garcigrande, el sexto y séptimo embistieron más que sus hermanos. El Juli le hizo una faena completa al primero de ellos, bien comenzada y rematada y con fases de toreo templado y otras de imaginación desbordante. La vuelta al ruedo al toro pareció un exceso del palco. Su faena al de Zalduendo fue más rutinaria dentro de su habitual poderío.

La faena más intensa de la corrida la firmó Perera en el segundo de su lote, toro también con mucha calidad. Con quietud y temple, el torero extremeño fijó al toro en su muleta en una labor de gran calado e intensidad. Despide el año como si la temporada estuviera en marzo. También había brillado en el primero de su lote, si bien con distintos registros.

Morante lo bordó con el capote en el quinto. En realidad, el toreo de clase que se presenció en esta corrida lo certificó el sevillano. La faena de muleta tuvo tandas de torero profundo, suerte cargada y expresión de artista grande. Todo lo emborronó con la espada.

Junto a ello, Alejandro Talavante tuvo una tarde sin brillo. El primero de su lote no lo dejó estar a gusto. Se le vio contrariado y mató de un sablazo en el costillar. Y en el que cerró la “macrocorrida”, el torero no acabó de templar a un toro sosito pero noble. Está pidiendo a gritos un descanso.
 

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