Un indulto ridículo y absurdo de un toro de Núñez del Cuvillo fue protagonista de un festejo en Algeciras donde Morante bordó el toreo aunque no lo culminó con la espada. El toro indultado, alegre y  pronto, no se picó bien y acabó rajado.

Cuvillo / Morante, El Fandi y Manzanares
Plaza de toros de Algeciras, 3ª de Feria. Casi tres cuartos de plaza. Seis toros de Núñez del Cuvillo, pobres de presencia, inválidos, justos de raza y de escaso juego. El quinto, de nombre Pegajoso, nº 73, colorao de 510 kilos, fue indultado. El Fandi salió a hombros por la Puerta de la Feria.
Morante de la Puebla, verde y oro, pinchazo y estocada caída (silencio). En el cuarto, pinchazo hondo y siete descabellos (saludos tras aviso).
El Fandi, rioja y oro, estocada (saludos). En el quinto, dos orejas simbólicas.
José María Manzanares, azul pavo y oro, estocada (silencio). En el sexto, pinchazo y estocada (una oreja).

Carlos Crivell.- Algeciras

La primera parte de la corrida fue un suplicio. Se animó en el cuarto con una faena preciosa de Morante que el torero de La Puebla no remató con la espada. Esa faena de Morante animó una tarde que de deslizaba de forma peligrosa por la pendiente de la desesperación. Con el indulto injustificado del quinto y la faena supersónica de El Fandi parte de la gente acabó contenta y se olvidó del drama de la primera parte.

La culpa de lo ocurrido en los tres primeros fue de los toros, chicos, sin fuerzas ni raza. Es lo que quieren las figuras, pero no es lo que quiere el aficionado de verdad. Si ese toro tan terciado, carente de fuerzas y que rodaba sobre el albero a poco que los matadores bajaran los engaños es el toro moderno, el futuro está muy negro. Si el toro indultado sirve para semental, ruina para la divisa.

Morante tropezó con uno que rodó sobre el albero desde el principio. Nada que hacer. El segundo, además de flojo, se partió medio pitón al derrotar en un burladero. Como si tal cosa, el público permitió que El Fandi se pusiera por ese lado a torear, sobre todo porque por el izquierdo no era franco. La faena fue intrascendente y la estocada, buena.

El tercero, para no cambiar el paso del festejo, fue chico e inválido. Sin embargo, su matador Manzanares no le ayudó nada. Con toques fuertes hacia fuera, el animal perdió más vitalidad. No pudo ligar los pases y todo quedó en intentos inconcretos. Al menos pudo matarlo a la primera.

Después de la merienda llegó la faena grande de Morante, realizada a un toro carente de presencia pero noble y que se mantuvo en pie para permitir el toreo más bello posible. Comenzó con ayudados a media altura, siguió en tandas por ambos pitones de mano baja a ritmo desacelerado, no se puede torear más despacio, todo ello con remates con molinetes, trincherillas, de la firma y toda suerte de adornos a cual más hermoso. Faena grande de dos orejas que se quedó en nada por un pinchazo y siete descabellos.

La tarde había cambiado. El quinto, toro ya rematado y digno de esta plaza, fue bien lidiado por El Fandi. Lo picó poco, colocó sus banderillas y le dio todas las ventajas al animal en cites de largo donde el de Granada intrumentó muchos pases propios de su estilo. El Fandi no engaña a nadie a estas alturas. Pases rápidos perdiendo mucho terreno en los terrenos de sol. La plaza recibió su faena populista con alborozo. El toro fue bueno por prontitud y fijeza, pero acabó rajado. Cuvillo se ha especializado en salvarse con un toro por corrida, como los toreros de arte. Al final, rodillazos, agarrones al costillar y todo el mundo contento. El animal acabó en tablas y El Fandi desplantado de rodillas. De forma increíble el presidente lo indultó, tal vez para huir del acoso de una plaza enfervorizada. Mal está la cabaña brava si se indulta un toro que embiste simplemente bien y acaba rajado.

El sexto, familia de Arrojado, el toro indultado en Sevilla, tuvo bondad y pocas fuerzas. Manzanares toreó con la derecha al hilo en tandas de pocos pases, según costumbre moderna. Con la izquierda, pases buenos sin ligazón. Le salvó su estética. El de Alicante no se parece al torero del año pasado.

Foto: González Arjona (www.aplausos.es)

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