Un mal espectáculo en la plaza de los Califas de Córdoba, donde un encierro de poca calidad de Dehesa de Guadarrama fue maltratado por una terna sin futuro, Lo más grave fue la pésima impresión de Dámaso González. Parejo cortó una oreja sin relieve y Josete está verde.
Dehesa de Guadarrama / Dámaso González, Julio Parejo y Josete
Ganadería: seis novillos de Dehesa de Guadarrama, correctos de presentación y de escaso juego, en parte por falta de raza y también porque carecieron de fuerzas. Se dejaron más el segundo y el quinto.
Dámaso González: estocada caída (silencio) y metisaca bajo (silencio).
Julio Parejo: estocada baja (vuelta al ruedo) y pinchazo y estocada trasera (una oreja).
Josete: dos pinchazos, estocada caída y descabello (silencio) y pinchazo, media contraria y estocada baja (silencio).
Plaza de Córdoba, 27 de mayo. Un cuarto de plaza.
Carlos Crivell.- Córdoba
Floja entrada, personal especial en los tendidos, una novillada con poca clase y novilleros sin demasiada ambición y calidad limitada. Así puede resumirse esta novillada de la feria cordobesa, anunciada como para cubrir el expediente de una jornada de martes y para cumplir con algunos compromisos por parte de la empresa. Todo parecía cogido con alfileres: los novillos y los toreros.
Cuando se acude hasta una plaza para asistir a un festejo de jóvenes aspirantes, lo que ilusiona al aficionado es descubrir las virtudes de los chavales nuevos. Son melones por calar. Por eso, la decepción es mayúscula al comprobar algunas actuaciones, por ejemplo, la de Dámaso González, hijo del gran torero de Albacete, que dio un curso completo de incompetencia torera. Y es penoso decir estas cosas, pero no es admisible que un puesto en una novillada en Córdoba lo ocupe un joven cuya mayor credencial es ser el hijo de una figura.
Dámaso no tuvo dos peritas en dulce en los novillos de la Dehesa de Guadarrama, cierto, pero el nivel de incapacidad mostrada fue abismal. Ni se colocó bien ni le echó valor al asunto. No hay nada que reseñar en su labor en ambos astados. El final de su paso por la novillada fue lamentable. Mató al cuarto de un metisaca en los bajos. No se trata de ensañarse con quien está mal, pero lo que no se acaba de entender es que estos hijos de toreros tengan en su casa a profesionales de tanta categoría que no le dicen la verdad y alientan sus ilusiones.
El extremeño Julio Parejo mostró, al menos, más ganas de agradar. El segundo de la tarde fue un novillo reservón y poco lucido. La mayor parte de su labor fue con la derecha en tandas cortas sin gran relieve. Dio una vuelta al ruedo por su cuenta y riesgo.
Al quinto le cortó una oreja inexplicable en una plaza de primera. Este novillo metió mejor la cabeza y nuevamente toreó más con la diestra en tandas cortas algo movidas. Parejo cubrió su expediente con ganas y escasa calidad. Mató a la segunda agresión y se encontró con una oreja impropia de una plaza de algún prestigio. Si esta feria sigue por estos derroteros la tómbola de las orejas estará abierta de par en par.
Otro torero nuevo por estos lares es Josete, natural de Valladolid. Es un torero moderno, al menos así pareció en la forma de comenzar la faena al tercero con dos pases por la espalda en el centro. Auque el novillo no tenía clase, Josete dejó claro que le gusta el toreo de cercanías. Esta faena fue algo embarullada, en parte achacable a la condición del astado, en parte por el planteamiento del novillero.
El sexto tenía pocas fuerzas y se rebrincó mucho. Josete le dio muchos pases por el pitón derecho en la que hubo muchos enganchones. El novillo humilló poco; Josete no acabó de encontrar el temple en una labor en la casi todo el toreo fue con la derecha. Es un torero moderno. Cuando se acordó de la mano izquierda era algo tarde y remató los pases por arriba. A esas horas la plaza cordobesa estaba enfangada por la lluvia. Alargó la faena, sufrió desarmes y aquello acabó de forma desangelada.