La editorial Berenice acaba de publicar un libro interesante para los aficionados a los toros. Se trata de la novela inédita de Sánchez Mejías titulada La amargura del triunfo, editada, corregida y presentada por al profesor Andrés Amorós.
Ignacio fue un prodigio personal. Fue torero profesional, boxeador ocasional, piloto de avioneta, jugador de polo, conductor de coches de carreras, actor aficionado, presidente del Betis y de la Cruz Roja, escritor y mecenas de la Generación del 27. Dejó Ignacio Sánchez Mejías escrita la novela «La amargura del triunfo», que ahora ve la luz.
El manuscrito de esta obra fue hallado hace unos meses con la preparación del 75 aniversario de la muerte del torero en el ruedo. Su muerte tras la cornada de Manzanares inspiró el que posiblemente sea el más hermoso poema fúnebre de la literatura española: el «Llanto por Ignacio Sánchez Mejías», de su amigo Federico García Lorca.
Publicada ahora por la editorial Berenice con un amplio estudio previo de Andrés Amorós, es «un retrato prototípico del ascenso y desengaño de un torero, con claves y un trasfondo muy originales debido a las manos, de sobra autorizadas, de las que procede», según los editores.
Para Andrés Amorós se trata de «un verdadero hallazgo literario, por tratarse de un personaje tan importante en la literatura y la cultura española» y que es una novela «de tema taurino, relativamente autobiográfica, que recoge cosas de su vida y de la de Joselito El Gallo, que fue su ídolo». «Sánchez Mejías pensaba que las novelas taurinas eran falsas, y él quiso escribir desde dentro, desde la psicología del joven que quiere ascender socialmente a través del toreo; el tema de la vida como esfuerzo, de la voluntad», ha añadido.
«La amargura del triunfo» también es un reflejo del mundo intelectual de Ignacio Sánchez Mejías, quien fue autor de teatro de carácter psicodramático. Cuñado de Joselito, que lo doctoró en la plaza, fue conferenciante en la neoyorquina Universidad de Columbia, donde fue presentado por Lorca, y cedió los terrenos de Sevilla para que aterrizaran los zeppelines, y a esta multitud de facetas se suma ahora la de novelista.