Texto y foto: Álvaro Pastor Torres.-  Ayer tarde tuvo lugar en la Real Maestranza de Caballería la presentación de dos nuevas publicaciones taurinas en lo que fue el primer acto público del nuevo Teniente de Hermano Mayor de la corporación nobiliaria, Javier Benjumea Llorente, marqués de Puebla de Cazalla.

Se trata del número 29 de la Revista de Estudios Taurinos, que fue glosada por el catedrático Carlos Martínez Shaw, y el libro ¡A los toros! Regocijos taurinos en el Valladolid de los siglos XVII y XVIII del que es autora la investigadora Lourdes Amigo Vázquez, y cuya puesta de largo tuvo como ponente al catedrático pucelano de Historia del Arte Jesús Urrea. También intervino en el acto Pedro Romero de Solís.

En el número 29 de la Revista de Estudios Taurinos se recogen como es habitual distintos trabajos que tienen como eje la fiesta nacional. Se abre con un extenso trabajo de un hispanista francés en el que se hace un análisis antropológico del pensamiento animalista desde el siglo XVI que va ilustrado con dibujos del reconocido pintor Manuel Salinas. También están publicadas dos intervenciones en el congreso sobre la tauromaquia y el derecho, concretamente la del Rector Joaquín Luque y la del catedrático Manuel Olivencia.

Como homenaje al poeta José Bergamín por la recopilación de sus textos taurinos hecha por el C.S.I.C. de Madrid se incluyen cuatro artículos, uno del propio hijo del escritor, Fernando, que glosa a su padre como visionario taurino y otros de Joaquín Álvarez Barrientos (Bergamín en la métrica del toreo), Rafael Cabrera (el toro en la obra de Bergamín) y Alberto González Troyano (en torno a la poética taurina).

Se cierra la revista como es habitual con un capítulo de recensiones de libros, revistas y catálogos de exposiciones, y un documento taurino, que esta ocasión se centra en la polémica en las plazas de toros de Madrid a finales del siglo XVIII sobre el papel de los toreros como encargados de dar suelta a los perros que salían al ruedo al final de la lidia, algo a lo que se negaron Pepe Hillo y Costillares con el argumento de “los toreros no somos perreros”.

 

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