Cinco orejas en la novillada de apertura de Olivenza, aunque un triunfador claro en tarde de debutantes: Álvaro Sanlúcar, que demostró finura, elegancia y torero caro. Tomás Angulo, con poca suerte; Tomás Campos, muy bien en uno y fallón en el quinto

Plaza de toros de Olivenza, 2 de marzo de 2012. Novillada de la Feria. Tres cuartos de plaza. Seis novillos de José Luis Marca, justos de presencia, flojos, nobles los tres primeros y con dificultades los restantes. Saludó en banderillas José Manuel Montoliú en el segundo.
Tomás Angulo, verde botella y oro, estocada caída (una oreja). En el cuarto, estocada tendida y descabello (saludos tras aviso).
Tomás Campos, azul y oro, estocada desprendida (una oreja). En el quinto, cuatro pinchazos y estocada (saludos tras dos avisos).
Álvaro Sanlúcar, rosa y oro, estocada caída (una oreja). En el sexto, estocada (dos orejas). Salió a hombros.

Carlos Crivell.- Olivenza

La cantera extremeña es inagotable y estos dos novilleros de nombre Tomás, ambos de Llerena, suponen nuevas ilusiones en la afición. Tres jóvenes lidiaron su primera novillada con picadores. La novillada de Marca ayudó lo justo, no todo lo que se esperaba, de forma que debieron apretar el acelerador para demostrar sus cualidades.

El triunfo numérico y real llegó a las manos de Álvaro Sanlúcar, que tiene un concepto torero que nace de la tierra que le ha visto nacer. Al ver a Sanlúcar torear con ese ligero acompañamiento de la cintura, el recuerdo de José Luis Parada es incuestionable. Igual que ese acento de pellizco del rincón nos recuerda a Juli Vega Marismeño. Álvaro Sanlúcar es otra ilusión para el aficionado. La faena al tercero, que tenía calidad aunque siempre fue a menos, tuvo su punto culminante en algunas tandas de naturales excelsas. Con el menos agradable sexto, el nuevo novillero mostró inteligencia suficiente para construir una faena meritoria con muletazos sacados a base valor y serenidad. Se volcó al matar y remató su tarde con dos orejas que le sabrán a gloria.

Mala suerte en el reparto de reses para Tomás Angulo. El jabonero que abrió la tarde era un inválido, mal lidiado y con las secuelas de varias costaladas. Angulo estuvo afanoso en una faena larga. El cuarto tenía un recorrido muy corto. No le quedó más que arrimarse con temeridad.

Tomás Campos realizó una hermosa faena al primero de su lote, el novillo más encastado de la suelta, aunque a veces incluso su acometividad rayó en la brusquedad. Campos tiene una virtud clara: deja la muleta bien colocada parea ligar. Su torero con la derecha fue poderoso. Como todos los toreros modernos alargó en exceso la faena, pero mató con contundencia. Todo lo contrario sucedió en el más incómodo quinto, siempre con la cara alta, que le obligó a estar valiente para luego fallar con la espada.