El matador de toros Paco Ureña y el locutor y periodista Jesús Álvarez protagonizaron anoche una nueva edición de los ‘Mano a Mano’ de la Fundación Cajasol, en concreto la número 59 de estos encuentros culturales que se celebran en Sevilla desde 2007. Esta nueva cita, que logró agotar todas las invitaciones del aforo disponible en el salón de actos de la antigua Audiencia, era la primera que se celebraba después del parón impuesto por el estado de alarma que se decretó, precisamente, después del anterior ‘Mano a Mano’, celebrado el pasado 10 de marzo.

Moreno recordó la condición de “gran triunfador” de la temporada 2019 del diestro murciano Paco Ureña y definió a Jesús Álvarez como un “maestro” de la comunicación. Pero Ureña rompió el hielo resaltando los estrechos nexos que le unen a la ciudad de Sevilla. Álvarez, por su parte, agradeció a Cajasol su “sensibilidad” por ser capaces de poner en marcha de nuevo los ‘Mano a Mano’ a pesar “de la que está cayendo”.
“Soy aficionado, me gustan los toros, defiendo nuestra Fiesta Nacional”, espetó Jesús Álvarez. Desde ese punto, Ureña se felicitó que el periodista mostrara ese interés por el toro y el toreo “sin tapujos”. “Es que ahora parece que decir que uno es taurino y español es malo”, añadió el torero y a partir de ahí, Álvarez remachó el clavo asegurando que, más allá de su vinculación con el mundo deportivo, le encantaba que le reconocieran como aficionado.

¿En qué se parece una figura del deporte a una del toreo?, preguntó el moderador. Jesús Álvarez tiró de anecdotario recordando que Francisco Rivera Ordóñez le había dicho que el mérito del torero no estaba en correr en un encierro sino en quedarse quieto dentro de una plaza. “Los toros no tienen parangón con el deporte”, añadió el veterano comunicador rendido ante el mérito de los toreros. “Hay cosas que tienen cierta similitud”, respondió Ureña mencionando algunas actividades deportivas como el motociclismo. “Todo el que llega a conseguir algo en el deporte o en el toreo es porque tiene un talento especial”.
El torero habló de su propia preparación física que se ha ido adaptando a su propia evolución como torero. “El deporte me aporta la seguridad mental, saber que tus condiciones físicas te van a permitir aguantar pero sobre todo esa mentalización que en el toreo es fundamental”. Álvarez también se declaró deportista. “Me he apuntado a todos los partidos benéficos que me han llamado”, señaló el periodista que también ha hecho sus pinitos como esquiador, alpinista, piloto y hasta tenista… Pero Jesús Álvarez confesó que también se había atrevido “con algún becerrillo”. “Es importante saber lo que sienten los protagonistas de lo que tú estás contando para hablar con conocimiento de causa”, añadió el célebre periodista deportivo.

“Es fundamental vivir en primera persona lo que vas a hablar después” remachó Ureña. A partir de ahí, Álvarez bromeó que, en cualquier caso, “no sería capaz de ponerme delante de un toro”. Pero había que seguir profundizando en los resortes de ambas profesiones. El concepto “miedo” se puso encima de la mesa. “Cuando te faltan esas mariposas en el estómago es que algo falla”, espetó el locutor. “Yo lo materializaba hablando muy deprisa para acabar cuanto antes”, bromeó Álvarez. Pero a la hora de hablar de miedos había que tener en cuenta el testimonio del torero. “En las profesiones en las que no puedes fallar tienes que sentir algo; si te encuentras más tranquilo de lo normal es que falta algo y en tardes de responsabilidad, como en Madrid o Sevilla, se siente más acentuado”, precisó Ureña, que habló de sus propias sensaciones. “Cuando estás en el burladero, antes de la salida del toro, es el momento peor, ahí se acelera todo”, sentenció.

Y había que hablar de las cámaras de televisión, de su peculiar relación con el mundo del toro. “Es fundamental regular las retransmisiones”, explicó Paco Ureña, reconociendo que “las corridas se deben retransmitir”. El diestro murciano aludió a la “compleja situación” que atraviesa la profesión y toda la sociedad pero, en cualquier caso, abogó por una dosificación que permita reflejar la realidad del ruedo “con más sentido”. Álvarez habló desde su condición de locutor de RTVE. “La televisión pública no es ajena a las circunstancias de la vida, y la política y las tendencias del momento hacen que se ponga más empeño en una cosa u otra”, explicó el periodista. “La televisión es un elemento multiplicador, un gran escaparate”, aseguró Álvarez, que reconoció que el medio televisivo “asegura la audiencia”. Ureña abogó por un espacio propio para el toreo en la televisión pública y explicó el plus de responsabilidad que supone torear delante de las cámaras.

Ureña aún tuvo tiempo para recordar algunas de sus mejores actuaciones, como la faena al toro de Victorino Martín en la Feria de Abril de 2016, que fue proyectada en la sala recordando la gran dimensión que el torero de Lorca dio aquella tarde. Las imágenes de la plaza llena dieron pie a la nostalgia de los tiempos previos a la pandemia. ¿Tenían que darse toros en 2020? Álvarez abogó por esa continuidad, garante del “aliento” del espectáculo.

El moderador se adentró en los tiempos de forja taurina de Paco Ureña. “Pasaron muchos años antes de que mi carrera levantara el vuelo”, evocó Ureña, que decidió trasladarse a Sevilla para estar más cerca del campo bravo en esa etapa fundamental. “Sevilla ha sacado lo mejor de mí y he conocido a personas fundamentales en mi vida”, añadió el matador destacando la figura de David Domínguez, una persona proverbial que no falló en los momentos de mayor incertidumbre profesional.

Pero el encuentro no podía finalizar sin mencionar el tremendo percance de Albacete en 2018 que costó la visión primero y el ojo después del torero murciano. “Siempre he tenido claro que la pasión y el amor al toro me sacarían de cualquier situación; soy una persona dura, no me gusta quejarme y sólo puedo dar gracias al toro. Me he caído y me he podido levantar”, remachó el torero. Álvarez cogió ese hilo, haciendo una comparación con las facultades y la capacidad de superación del tenista Rafa Nadal, para asegurar que “detrás de un gran deportista sólo puede haber una gran persona”.

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