Cayetano y Roca Rey, a hombros. Foto: Arjona

Carlos Crivell.- Ronda fue fiel a su tradición en el día de la Goyesca. Todo se repitió con el rito acostumbrado, la plaza llena y la gente apiñada en las calles para ver a los toreros y a quienes acudían a la plaza. Sin embargo, el ambiente con la plaza llena no se acompañó de las bullas de otros años. No hubo ni famosos apenas. Como decían algunos, desde que murió la duquesa de Alba esto ya no es lo mismo. Por allí se dejaron ver algunos conocidos como Jesús Quintero, Ágata Ruiz de la Prada, Vicky Martín Berrocal, que hizo el diseño del terno de Morante, Lourdes Montes, la esposa de Francisco Rivera, Eva González, la esposa de Cayetano; ganaderos como Álvaro Domecq, apoderados de los espadas anunciados y caras del toro. No hubo rostros mediáticos en sentido estricto. Son otros tiempos.

La corrida comenzó con retraso. Cayetano necesitó una infiltración porque no se había recuperado de la lesión costal sufrida en Pontevedra. El primer acto fue brillante a medias. Morante se estiró con el capote sin acabar de bajar las manos. Ya con la muleta, cuando remató un molinete se cayó en la cara del Juan Pedro que hizo por el torero sin dañarlo. Levantado, Morante se desmayó en muletazos sublimes al natural y en otros con la derecha. Siguió con esas cosas de su toreo de andar por la cara del animal con gracia y donaire. Ya estaba cantando Remedios Amaya y el clima en la palza de piedra fue de los más solemnes jamás soñados. Una labor que no remató con la espada.

El cuarto fue un toro más remiso a seguir el engaño. El de La Puebla le expuso y le obligó, casi tirando del reservón y flojo astado. Así surgieron muletazos muy lentos, perfectos de sentimiento y que fueron la consecuencia de la voluntad desmedida del artista. Pero no hubo continuidad ni rotundidad.

Cayetano estuvo entregado toda la tarde. Era su corrida, es el único representante de la familia en activo, depositario de tantas glorias en este festejo único en el mundo. A pesar de torear infiltrado, se mostró con ambición de triunfo. Buenos fueron los lances del saludo al segundo, un toro hermoso de hechuras. Mejor fue el galleo para llevarlo al caballo. El toro fue tan noble como justo de raza, siempre mirando las tablas. Cayetano toreó con temple y majestad, se puso de rodillas arrebatado, se llevó al toro al centro para dibujar unos ayudados por altos de clase especial. Lo citó a matar en la suerte de recibir y enterró al espada en el morrillo. Las dos orejas cayeron a plomo.

El quinto le ayudó poco. Cuando se sitió dominado el animal planteó problemas con un recorrido corto. El torero tiró de recursos vistosos ante la incertidumbre del animal. Hizo el esfuerzo porque era Ronda.

Roca Rey salió a por todas. Es el primer torero peruano anunciado en una goyesca. Y respondió al reto. El tercero quedó conmocionado de salida y se lidió el previsto como sexto, toro bonito, cómodo y muy noble. La faena fue maciza por el sitio que pisó, lo cerca que se lo pasó y el temple que exhibió. En un natural fue prendido sin consecuencias. Arrebatado, con la cara llena de sangre toreó con garra al natural, se arrimó y puso un grito en la plaza con las bernadinas. El aviso sonó antes de matar. No importó porque paseó las orejas y se pidió el rabo. 

Esculpió en el sobrero sexto su quite de saltilleras, caleserinas y gaoneras. Se lo brindó a Francisco y a Cayetano Rivera. Con la derecha remató los pases por arriba para corregir el gañafón final del animal.  Bajó la mano con la zurda y protestó el toro. Se metió entre los pitones para dejar claro quién mandaba. Miró al tendido en un alarde de valor para asustar al personal. El toro casi se muere temblando antes de que lo matara.

Plaza de toros de Ronda. LXII corrida Goyesca. No hay billetes. Seis toros de Juan Pedro Domecq, el sexto lidiado como sobrero al lesionarse el titular tercero. En general, justos de presentación. 1º, noble a media altura; 2º, justo de fuerzas y rajado al final; 3º, muy noble; 4º, flojo y reservón; 5º, descastado y venido a menos; 6º, sin clase y rebrincado.  

Saludaron en banderillas Viruta, Iván García, Juan José Domínguez, Paco Algaba y Alberto Zayas.

Morante de la Puebla, calzonas color café con leche y chaquetilla beig. Dos pinchazos y estocada (saludos). En el cuarto, estocada (saludos).

Cayetano, de turquesa y pasamanería blanca. Estocada en al suerte de recibir (dos orejas). En el quinto, media estocada (saludos tras aviso).

Roca Rey, de agua mar y pasamanería azabache. Estocada desprendida (dos orejas tras aviso). En el sexto, media estocada atravesada (una oreja tras aviso).

Cayetano y Roca Rey salieron a hombros por la Puerta Grande.

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