Viernes de farolillos y un cartel de toreros más discreto. Fue suficiente para que la plaza no se llenara. No había apreturas en el tendido.

Puntilleros desacertados. Ya se ha comentado en otra ocasión. Ahora son los terceros quienes apuntillan a los toros. Ayer tuvieron una mala tarde. Al tercero le hicieron falta ocho cachetazos para atronarlo. Al quinto, tres de ellos. Mientras, Lebrija en el callejón vestido de torero.

Cuadrillas. En tarde de poco brillo para los banderilleros y picadores, las notas recuerdan la buena lidia de Carlos Ávila al tercero; los dos buenos pares de José María Soler al quinto y los de Raúl Adrada al tercero. De los picadores, poco bueno hay que contar.

El toro impaciente. El primero de la tarde se movió con gran desorden. Ferrera quería brindar, pero al animal, suelto y con poca fijeza, no lo dejó hacerlo ni cuando estaba en el tercio ni en el centro. Ferrera improvisó pases hasta encontrar algo de tranquilidad para brindar al cielo.

Brindis a  Montoliú. Se cumplían diecisiete años de la muerte de Manolo Monyoliú en Sevilla. No hubo minuto de silencio. El brisdis de Ferrera al cielo era para el valenciano.

Los palos de los monosabios. También se ha comentado este año, pero como ocurre todos los días es bueno recordarlo. Cuando un toro aprieta al picador hasta las tablas, los monosabios le pegan con un palo a la cabalgadura. ¿Es correcto hacerlo? Si no es reglamentario, los alguacilillos deben evitarlo.

Cabestros eficaces. La parada de cabestros de Manolo Ruiz es más eficaz cada tarde. Han logrado reducir los tiempos de las devoluciones.
 

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