Foto: El Norte de Castilla

EFE.- Juan Ortega, que ha cortado cuatro orejas, ha sido este sábado el gran triunfador de la cuarta corrida de abono en Valladolid, pero más que el marcador de los trofeos lo verdaderamente importante fue la faena que cuajó al quinto de la tarde, posiblemente una de las mejores de toda la temporada. Y eso que «Belicoso» había cantado de primeras la gallina en el caballo, rajándose, pero Ortega se inventó una faena con un toro que no valía un duro. Muy metido en su quehacer, el sevillano le dejó la muleta siempre en la cara para evitar la huida y así fue obrando el milagro. Porque después dio un auténtico recital sobre la diestra, haciendo rugir los tendidos. Faena con mucha intensidad, para el recuerdo, metiendo en la canasta a un toro muy deslucido y al que trató como si fuera bueno. Muy importante todo lo que hizo el trianero. Una tanda final genuflexo y llevándolo muy largo a modo de broche fue cumbre, y de ahí a por la espada, dejando una estocada hasta los gavilanes, saliendo el toro rodado sin puntilla. Dos orejas a ley.

Ortega ya dejó su tarjeta de visita con un quite por delantales precioso al segundo de la tarde, que se le acostó varias veces por el derecho en el capote. “Tabacalero”, sin embargo, en la muleta tuvo un recorrido extraordinario y nobleza por ambos pitones. Ortega firmó pasajes muy bellos en una faena de dientes de sierra, con muchos altibajos, que había iniciado por ayudados muy toreros. Hubo momentos de toreo de muchos quilates al natural y otros en los que no se acopló, una faena muy intermitente. En el epílogo dejó una excelente tanda por la derecha, antes de cobrar una gran estocada, de la que salió trompicado. Un exceso por parte la presidencia la concesión del segundo trofeo.

FICHA DEL FESTEJO:
Sábado 9 de septiembre. Plaza de toros de Valladolid. Cuarta de feria. La plaza registró dos tercios de entrada en tarde de temperatura veraniega.

Cinco toros de Núñez del Cuvillo y un sobrero (el sexto) de Loreto Charro, correctos de presencia y de juego deslucido, faltos de raza y de fuerza, destacando el segundo con nobleza y recorrido.

Diego Urdiales, de verde botella y azabache, y que sustituía a Morante de la Puebla: estocada (ovación); y estocada caída (ovación).

Juan Ortega, de verde esmeralda y plata: estocada (dos orejas); y estocada (dos orejas).

Pablo Aguado, de corinto y oro: dos pinchazos y estocada (ovación); y pinchazo y aviso (ovación).

Entre las cuadrillas, se desmonteró Juan Sierra en banderillas en el tercero de la tarde.