La defensa y lo ridículo no casan

Luis Carlos Peris.- Siempre original, sorprendió Morante en Huelva presentándose disfrazado de no se sabía qué hasta que él aclaró que iba de lince. Una mezcla de piel del protegido felino y de traje de luces componían la indumentaria de este artista que igual sorprende con una verónica sublime que con una chaqueta indefinible o un pantalón de los de quince días de vacaciones al que logró encasquetárselo. Explicó el ribereño que iba de lince no por la protección que se le brinda desde el mandarinato sino por su situación de especie en peligro de extinción. Explicó Morante que es así como él se siente, en peligro de extinción por los cada vez más numerosos y virulentos ataques que recibe la antaño considerada Fiesta Nacional. Pero no creo que ésta se defienda desmonterándose en Pamplona o apareciendo vestido de forma ridícula. Deben ser otros argumentos los idóneos para defenderla.