“Las toreros nuevos ayudan a clarificar el escalafón y a crear más competencia”

“El público sabe que siempre he dado la cara y que tengo muchas cornadas”

El caso de Miguel Abellán (Madrid, 1978) no deja de ser curioso. Es un matador de toros con una carrera ya dilatada que tomó la alternativa hace 8 años en Alicante, pero que mantiene un aire de permanente novedad. En estos años de doctorado ha sumado alegrías y decepciones. Cuando comienza una nueva temporada, Abellán ha sido noticia por un nuevo cambio de apoderado. En el futuro serán Manolo Canorea y Pedro Hernández los encargados de buscarle los contratos. El madrileño hace un recorrido por la pasada temporada.

– Estuve con Santiago López. Nos propusimos unos objetivos y algunos se cumplieron y otros no. Al final, de mutuo acuerdo, pensamos que era mejor no seguir. En estos casos siempre debe ocurrir que lo que no se consiguió es más importante. Sin embargo, durante el año 2006 he logrado torear mejor que nunca, sobre todo al final. Por fortuna, no he dejado de acudir a las plazas de América y eso me ha servido para convencerme de esto que digo sobre un momento bastante dulce de mi toreo.

– ¿Por qué no ha continuado con Santiago López, una apoderado con fama de buen gestor?
– Es lo que digo, hemos creído oportuno que cada uno siga por su lado. En el fondo, siempre se piensa que con otra persona las cosas saldrán mejor. Algo ha fallado cuando no se mantiene una relación y se rompe.

– ¿Qué espera de Hernández y Manolo Canorea?
– Son gente importante en el mundo del toro, o al menos quieren serlo. Creo que esa ilusión que me han transmitido, junto a ese buen momento actual de mi carrera, pueden ser muy beneficiosos para mi.

– ¿No parece que su carrera está matizada por demasiados cambios de apoderados?
– Bueno, tampoco han sido tantos. Siempre se busca lo mejor. Es cierto que me han llevado varios apoderados en estos años, pero lo que me estimula es que siempre ha habido personas dispuestas a dirigirme, lo que me permite mantener la ilusión de futuro.

– ¿Está muy visto Miguel Abellán o queda aún algo de sorpresa en su tauromaquia?
– El aficionado me conoce y sabe de mi capacidad, pero también espera mucho más de mi estilo torero. Creo que tengo condiciones para poder demostrar más cosas en los ruedos. Es una cuestión de tiempo y, si hay suerte, podré hacerlo más pronto que tarde. Creo que seré una novedad si exploto definitivamente como torero.

– ¿No le parece que los públicos prefieren ahora a los nuevos toreros recién llegados y que pasan algo de los que llevan años en los ruedos?
– El gran peligro está en perderse uno mismo. El secreto de las grandes figuras está en mantenerse siempre en primera fila. Las modas existen y están bien, pero lo que importa es el torero que, con el paso de los años, sigue estando ahí en primer plano. Los que tienen madera de figura están por encima de las novedades. Los que acaban de aparecer tiene muchas cosas que demostrar aunque los pongan en los carteles. Si no confirman que tienen fondo para llegar lejos vendrán otras novedades.

– Pero a los nuevos les abren las puertas con gran facilidad las mismas empresas, que olvidan a los que llevan años en los ruedos al confeccionar los primeros carteles del año.
– Está bien que le den paso a caras nuevas, porque así los que están dormidos se despertarán y los que no valen se marcharán. No es malo que pongan a los nuevos porque así se aclara el escalafón. Al final, ningún nuevo me quitará nada si yo doy la cara a la hora de la verdad, el día de mi oportunidad.

– La rivalidad en los ruedos es enorme, ya sea porque los veteranos no ceden o porque llegan toreros nuevos con mucho empuje. ¿Qué papel jugará Abellán en esta guerra?
– El momento es muy bueno. Se torea muy bien y los toreros se arriman como nunca. Eso es genial para todos porque el que no esté despierto se quedará fuera del reparto. Me parece uno de los mejores momentos de la historia del toreo, aunque es cierto que la competencia es muy grande. Mi papel será estar ahí y no perder comba.

– ¿Qué sueños de los que tenía al principio se han cumplido en la trayectoria de Miguel Abellán?
– Lo mejor que me ha ocurrido es que desde que comencé no he dejado de torear. Lo peor que le puede ocurrir a un torero es que no tenga continuidad. En mi caso, no he dejado de estar en las ferias con regularidad. Algunos años han sido más festejos, otros menos, pero ha habido un mínimo que me ha permitido mantener la ilusión. Llevo nueve años consecutivos acudiendo a las plazas americanas con buen cartel en general. Me he enfrentado a todas las figuras. Estos son algunos de los sueños alcanzados.

– Estará de acuerdo conmigo que hay muchas cosas que no la logrado. ¿Cuáles son esas metas que aún le mantiene en candelero?
– Me falta ratificarme como una figura, porque estoy seguro que tengo condiciones para lograrlo. También me falta alcanzar una regularidad mayor, sobre todo con la espada, que por su culpa he perdido la posibilidad de triunfos muy llamativos. Quiero consolidarme entre ese grupo de selectos que están siempre en los mejores carteles.

– Su estilo torero ha estado presidido por cierto dramatismo, lo que se traducía en muchas volteretas. ¿Cómo ha evolucionado esa aparente fragilidad torera de Abellán con el paso del tiempo y la natural madurez que se adquiere?
– Es una cuestión de tiempo. En los comienzos hay que arrimarse siempre y, si te pones de verdad, los toros te cogen. El problema no es que los toros te cojan, sino que el torero sepa por qué le han levantado los pies del suelo. Y yo siempre lo he sabido, porque ha sido preciso atropellar la razón algunas veces. Tengo 22 cornadas, pero podían ser muchas más, por lo que he salido ganando en cuestión de porcentaje. La verdad es que el tiempo cambia algunas cosas y la experiencia me ayuda a que me alcancen menos. Lo bueno es que mantengo la capacidad de ser consciente de lo que hago y cuándo me la tengo que jugar. Eso no quiere decir que no pase miedo, porque cuanto más sé, más miedo paso. En este momento, tengo claro qué días tengo que atropellar la razón, aunque mi aspiración es torear cada día mejor.

– ¿Cómo se presentan las contrataciones de Sevilla y Madrid?
– Quiero decir que en Sevilla me he sentido siempre muy bien tratado. Ha habido tardes muy buenas, algunas faenas que no he rematado con la espada, siempre me he sentido reconocido en la Maestranza y me han tratado casi mejor que en Madrid. Espero estar en los carteles de este año, otra cosa sería una decepción. Lo de Madrid es la típica historia de amor y odio que en el fondo son los más apasionantes. En Las Ventas ha habido de todo. Lo más triste es que he hecho faenas muy grandes y no maté los toros. Recuerdo uno de Gavira hace dos años que fue tremendo lo de fallar con el estoque porque tenía la Puerta Grande en mi mano. Madrid sigue siendo fundamental para mi carrera, sobre todo para lanzar mi temporada.

– ¿Hubiera cambiado mucho su vida torera si acierta con la espada en momento puntuales?
– Con seguridad. En Madrid he perdido dos salidas a hombros por culpa de la espada. Todo podría haber sido mejor si acierto. Si fallas en otras plazas, malo; si el fallo es en Sevilla o Madrid, es horrible porque cambia todo.

– ¿Cuáles son los objetivos mínimos que se plantea para 2007?
– Me gustaría torear de sesenta a setenta corridas. Eso conlleva que hay que salir lanzado de Sevilla y Madrid. Estoy preparado para dar ese paso, quizás algo tapado, pero si hay un mínimo de suerte puedo dar una sorpresa.

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